González, no te vayas

Glez., concediéndole cierto margen umbraliano , da la impresión de ser un tipo al que le encanta ser el malo de la película. A ello contribuye además cierta pose, imagino que estudiada, de pasarse por salva sea la parte las mínimas formas del decoro. « Porque no me sale de los huevos », dijo en una entrevista con los antiguos vecinos de «Cordópolis»,sobre los motivos de su negativa a aceptar un terreno en Rabanales. « Pues ahora te vas a cagar », dijo a la alcaldesa, Isabel Ambrosio. El gobierno municipal, si recuerdan, afirmó que eran palabras que demostraban «su soberbia, zafiedad y ordinariez». «No lo vamos a consentir», aseguró. Hace escasos días, se anunció un plan conjunto de promoción en el estratégico mercado indio (cágate, lorito) en el que todo parece indicar que habrá presupuesto municipal. Ese es mi ayuntamiento. Firme como una roca. Unos héroes.

González deja hoy el cargo de presidente del consejo de administración y se adentra en el palco de cristales tintados bajo la estricta condición de dueño de una actividad capitalista que aún no ha entendido cuál es la materia fundamental del capitalismo. Se va pero  se le intuye. Lo cual es menos interesante desde el punto de vista literario. Porque no tiene el mismo tirón el personaje presente que el ausente, el que nos alegra las tardes con sus ocurrencias, el que mira por encima de la montura de las gafas para regocijo de los fotógrafos de prensa.

«Carlos, no te vayas» , deberían cantar las brigadas. Porque hay un hecho innegable: con González lo hemos pasado teta porque de algo tenemos que escribir los periódicos. Con sus desplantes a los políticos que siempre vuelven a pastorear y a pagar. Con ese concepto suyo patrimonial de la cosa. Con lo de los beneficios, los terrenos, los pocos amigos y los muchos adversarios. Decididamente, ha sido la Angela Channin g de nuestro «Falcon Crest» . Que alguien se lo diga a este hombre. Que estas cosas no se hacen.