Cultura

Ginés Liébana, un siglo con el arte circulando por el cuerpo

El último de Cántico, pintor y escritor, cumple el martes cien años en plenitud de actividad y con una personalidad alérgica a las etiquetas

Ginés Liébana, en su casa de Madrid, en una entrevista con ABC en abril de 2018 Isabel Permuy

Las palabras que podrían servir para titular un perfil de Ginés Liébana saltan con fuerza en las conversaciones con las personas que han tratado y que conocen al pintor. El yeyé de Cántico . Un vividor. Un artista original. La alegría de ... Cántico. Un joven con cien años.

Ginés Liébana es todo eso y más, y si se recuerda que empezó a pintar siendo un niño y que todavía no ha dejado de hacerlo, el próximo martes 2 de marzo cumplirá cien años de arte a la vez que cien años de vida, porque las dos se funden en una figura inclasificable que ha marcado a los que se han acercado a él.

Ginés Liébana y Antonio López Archivo Ayuntamiento de Villa del Río

Rompió las barreras de las generaciones y lo mismo alternaba con las personas de su edad mientras las podía tener al lado que se le veía con jóvenes artistas y escritores y hasta vistiendo con ellos con toda naturalidad. Es el decano de los artistas españoles en activo.

Ginés Liébana dice a todo el mundo que es de Córdoba y reconoce la huella de la ciudad en su personalidad y en su concepción artística, pero el 2 de marzo de 1921 vio la luz en Torredonjimeno (Jaén). A Córdoba llegó de muy niño y conoció en el instituto a Pablo García Baena , que era cuatro meses más joven que él y con el que empezó a trabajar en libros de poesía que uno escribía y el otro ilustraba. De allí nació ‘Cántico’, la revista que tuvo el aliento literario de Juan Bernier , Ricardo Molina , Mario López y Julio Aumente , pero también la plasmación estética que dieron Ginés Liébana y Miguel del Mora l.

De todos ellos Ginés Liébana es ahora el único superviviente y lo es después de una larga vida en la que en una encrucijada lo obligó a escoger. Lo cuenta el poeta y profesor de la Universidad de Córdoba Carlos Clementson , cuando recuerda que su padre y su hermano murieron fusilados en la represión de la Guerra Civil . «No dejó ninguna huella de rencor, resentimiento, amargura en él. Sí tristeza, pero superada. Ha vencido el sino trágico de los tiempos con su propia alegría y creatividad», relata.

Ginés Liébana, pintando en una imagen de entre las décadas de 1950 y 1960 Archivo Ayuntamiento de Villa del Río

En sus propias palabras: «No quería vivir en el dolor, en la amargura, y opté por la alegría ». De ahí llegan los ángeles que tanto aparecen por sus cuadros. Para el grupo Cántico, Ginés Liébana fue un contrapunto que ayudó a componer la sinfonía que hicieron entre todos. Carlos Clementson insiste en que representa la alegría entre unos poetas que tienden a la elegía , a la evocación y a la meditación.

«Cuando estuvo en París se reía mucho de los existencialistas , de ese gesto amargo, ácido, hosco, taciturno de todo creador, que cree que al ser más trágico se es más creativo», recuerda. Ginés Liébana viajó por el mundo y terminó por establecerse en Madrid, y allí su personalidad creativa se desarrolló, no paró de crecer y también fue capaz de atraer a artistas y creadores de muchas disciplinas.

Allí lo conoció Antonio López , uno de los pintores españoles más importantes del último siglo, y los dos forjaron una larga amistad que les llevó a retratarse mutuamente. Antonio López explica para ABC que «Ginés es un hombre de una enorme inteligencia y de una enorme singularidad». Para él, eso tiene «muchísimo mérito», porque en general, los artistas, «aunque sea gente muy buena, trabajan dentro de una especie de rutina, más o menos alta».

Ginés Liébana, con Salvador Dalí Archivo del Ayuntamiento de Villa del Río

Por eso cuando se le pregunta por el rasgo más esencial de la creatividad de Ginés Liébana, Antonio López responde con mucha rapidez: «La originalidad ». ¿Ha aprendido Antonio López, quizá el más importante de los pintores españoles vivos, de Ginés Liébana? «Es una persona que puede ser un ejemplo determinado en tu vida, porque ha sido un hombre muy libre. Esta gente que tiene ese carácter nos enseña a todos muchísimo», dice el autor de cuadros tan aclamados como «La Gran Vía».

Ginés Liébana es un pintor figurativo, pero esa imaginación de la que habla Antonio López le libró del encasillamiento y de plasmar la evidencia, que siempre le pareció tirando a cateta. Lo constata también Carlos Clementson: «Como pintor, aparte de un dominio y maestría técnica espléndida , muestra una imaginación y una creatividad difícil de encontrar en el panorama de la pintura de hoy. Y mantener esa creatividad, ese ingenio, esa gracia, esa inteligencia y ese humor, que son rasgos que juntamente que con el dominio plástico caracterizan su obra, es muy díficil», cuenta.

Antonio López destaca de él la «imaginación», pero también su pasión por crear en libertad

La unión de creatividad, maestría técnica y una personalidad seductora hicieron de imán para muchos de los grandes de la cultura cuando se estableció en Madrid. Para entonces ya había demostrado que no quería dejar de beberse la vida y se había marchado de Córdoba con una instrumentista brasileña, aunque llevó el patrón de la ciudad a todas partes.

José Campos , miembro de la familia que regenta las célebres bodegas de la calle de los Lineros en que se conserva su firma traza un perfil de su personalidad: «Ginés es un dandi como lo fue, de forma diametralmente distinta, Julio Aumente. Pero no un dandi de lechugino repeinado , sino de la manera en que lo entendió Luis Antonio de Villena: una fuerza de la naturaleza, de una gran intensidad vital y de pensamiento y muchas cosas más».

Obra de Ginés Liébana expuesta en la Diputación Provincial de Córdoba Valerio Merino

Es uno de los que recuerdan su casa de Madrid y a las personas que la frecuentaban, atraídos todos por su personalidad. Sus vivencias son de algo tan intenso que había que estar preparado: «Su casa siempre ha sido una fiesta, que lo mismo estabas con Francisco Umbral que con Sisita Milans del Bosch que con Francisco Nieva, con todo el mundo. Vive en la amistad. Su carga energética es tan grande, porque le pides algo y se vuelca, y a veces uno no está preparado para recibir toda la fuerza de Ginés. Un día me dijo que era displicente , que ni sabía lo que es. Es la fusión del átomo».

Por su casa pasaban Lucía Bosé, Antonio Gala, Nieva y Francisco Umbral, entre otros

En retratos, el de Sisita Milans del Bosch fue uno de los más alabados, incluso por otro dandi como él, el escritor y periodista Francisco Umbral , que muchas veces le citó en sus artículos: «Y todo esto, tras la larga aventura de Madrid y París, hombre de vuelta en un margen cualquiera de Andalucía, fijo a un escorzo, Bécquer de la tinta china, anegando de aceites, ricamente, el calor y el color de su pintura, sus retratos sociales, sus retratos reales/irreales». También Antonio López recuerda «noches muy bonitas», en que aparecía a veces Antonio Gala .

Entre sus amigas y quizá musas estuvo la actriz Lucía Bosé , que más de una vez visitó Córdoba con él. Una de sus hijas, Lucía Dominguín, posó para él en muchos cuadros y es la que da para él la palabra « vividor », pero en el sentido de quien exprime la vida al máximo. Para ella, se trata de «un pintor con una escuela propia, fiel a sí mismo, muy exigente con los demás ». «Me parece único en su género y en su manera de pintar y de ver el mundo, porque realmente lo que hace el pintor es como el poeta», cuenta la mujer que posó en cuadros que valieron premios.

Obra de Ginés Liébana expuesta en la Diputación Provincial de Córdoba Valerio Merino

Ginés Liébana cumplirá el martes los cien años y parece que no ha envejecido . «Con todo lo que ha vivido, incluso ha podido ver la pandemia», cuenta Lucía Dominguín. Su espíritu ha sido siempre juvenil. José Campos recuerda cómo su tío Francisco, al verlo llegar con cazadora vaquera y rodeado por jóvenes muchas veces, decía de él que era «el yeyé de Cántico». «Ni escarbando se puede encontrar un centenario así», remata. Y Mercedes Valverde , ex directora de los Museos Municipales, recuerda que le enseñó a rechazar cualquier naturalismo sin poesía. Ginés se hospedaba en su casa cuando visitaba Córdoba: « Todo era una nueva aventura por muy difíciles que fueran las circunstancias».

Queda por estudiar su poesía , que ha cultivado con interés en estos últimos años, y sus obras de teatro . «Eres jardín todas las estaciones de la misericordia / y como ellas, al cambiar, me dejaste / el doble gozo de una esperanza, / la fuga lejana de un recuerdo», dice en uno de los versos este artista joven a sus cien años que sigue pasando el día entregado al collage, a los dibujos y a continuar con una obra-vida en la que el arte ha sido como la sangre.

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