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CRÓNICAS DE PEGOLAND

La gente seria

Aquel respeto reverencial por lo institucional se ha disuelto como un azucarillo entre chulos y aprovechados

Rafael Ruiz

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El día que la alcaldesa de Córdoba desalojó al público del Pleno con Anguita dentro, dicen testigos presenciales, hubo una anécdota de esas que se llaman reveladoras. En medio de una ruidosa protesta de algunos de los colectivos habituales, de los que la ... suelen liar parda, un grupo de personas le dijo al exalcalde del PCE algo así que hacían falta políticos como él para enderezar la situación. «Dejadlos a estos -dijo Anguita señalando al actual Pleno- que yo no aguantaba ni media tontería », lo cual matizó las ganas de que volviese. Ahora se recuerda poco pero el político cordobés, con todas las extravagancias que se le puedan atribuir, siempre tuvo un enorme sentido institucional . Tanto, que dio orden de dejar de programar visitas de camaradas del PCE que le pedían un empleo para ellos o para sus familiares. O que reclamó la preferencia del poder civil sobre cualquier otra circunstancia con la respuesta al obispo de la época sobre quién era autoridad para quién.

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