CRÓNICAS DE PEGOLAND
La gente seria
Aquel respeto reverencial por lo institucional se ha disuelto como un azucarillo entre chulos y aprovechados
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Iniciar sesiónEl día que la alcaldesa de Córdoba desalojó al público del Pleno con Anguita dentro, dicen testigos presenciales, hubo una anécdota de esas que se llaman reveladoras. En medio de una ruidosa protesta de algunos de los colectivos habituales, de los que la ... suelen liar parda, un grupo de personas le dijo al exalcalde del PCE algo así que hacían falta políticos como él para enderezar la situación. «Dejadlos a estos -dijo Anguita señalando al actual Pleno- que yo no aguantaba ni media tontería », lo cual matizó las ganas de que volviese. Ahora se recuerda poco pero el político cordobés, con todas las extravagancias que se le puedan atribuir, siempre tuvo un enorme sentido institucional . Tanto, que dio orden de dejar de programar visitas de camaradas del PCE que le pedían un empleo para ellos o para sus familiares. O que reclamó la preferencia del poder civil sobre cualquier otra circunstancia con la respuesta al obispo de la época sobre quién era autoridad para quién.
Vistos los numeritos, todo eso se ha perdido. En política hay dos bandos, los chillados y los que chillan. Los mismos que ahora se quejan de que van a silbarle al Pleno organizaron -que sí, que fueron ellos- la lamentable sesión plenaria del Viernes de Dolores de 2012 que José María Bellido -y todos los que estábamos por allí- recordaremos muchos años. Ahora lo que se llevan son las camisetas y las impresoras. El insulto descarnado que llega al gargajo como consecuencia lógica. La apariencia chulesca de personajes que no tienen dos lecturas ni tres periódicos. La aparición de tipejos que se hacen una carrera política sobre la palabra gruesa y no sobre el dato cierto y el argumento inapelable.
A la institución se le ha perdido el respeto incluso desde los teóricamente solemnes que confunden el culo de un partido con la témpora, que resulta que es de todos. El PSOE local, tan circunspecto para sus cosas, acaba de declarar que una reunión a las que asistieron seis presidentes de las diputaciones andaluzas es una cosa puramente institucional, cómo se le ocurre otra cosa buen hombre. Al encuentro asistieron todos los responsables de estos organismos salvo los de Almería o Málaga que resulta, qué casualidad, que son los únicos del PP , que por supuesto ni siquiera fueron invitados.
El encuentro, dicen las crónicas, fue una reunión para coordinar sus políticas, socialistas por supuesto . Al término del mismo, las 23 personas asistentes se tomaron un tentempié a 40 trompos el cubierto en un restaurante de la localidad que acogió tan magno evento, cuya factura, de mil euros, fue girada a las arcas públicas.
Cualquiera en sus cabales pensaría que si van de un partido para trazar estrategias de su partido pues que es un acto de partido. Pero dice la Diputación de Córdoba , que a veces hay que quererla, que fue una cosa de la institución.
Hay escupitajos que no precisan saliva. Ciertamente.
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