Váyase, señora Ambrosio

Hay que reconocerle a doña María Isabel sus dotes visionarias, pues en el pecado iba la penitencia. A la que fuera primera autoridad de Córdoba se le ha ido de las manos el ‘ zuncho ’ en su finca de Obejo . Diecisiete años en cargos públicos, y a la vejez política se nos echa al parcelismo ilegal como una pipiola de la trampa y el bandolerismo urbanístico. Como ha venido contando ABC estos días, la que fuera máxima autoridad de la Junta de Andalucía en Córdoba durante casi ocho años está investigada por un juzgado por un presunto delito contra la ordenación del territorio por construir donde no debía: la vía pecuaria de la Cañada Real Soriana a su paso por el coqueto pueblo serrano. Una vía pecuaria que se deslindó en esa zona siendo ella misma, para rizar el rizo, la jefa del cotarro autonómico en la provincia. Además, ha cometido una infracción urbanística en toda regla por construirse una piscina, adecentar su finca y echar un cerramiento grueso para unos cien metros sin papeles. De Primero de parcelista .

Ambrosio ha pasado un año entero más callada que en las misas que repudia con este feo asunto. La Policía Autonómica pilló a los albañiles en su finca hace justo un año con las manos en la mezcla, y ahí empezó todo. Si ABC no destapa este caso , la ex alcaldesa de Córdoba hubiera seguido mutis por el foro con su proceso judicial y administrativo, pero dándonos lecciones de ética política y pidiendo dimisiones como quien tira un ‘ zuncho ’ en el salón de plenos. Ella alega en público (y en los grupos de mensajería de su partido y afines) que se han cebado con una «actuación menor» que no afecta a «suelo protegido». Y a mí, a los agentes, a varios técnicos de la Junta y la Diputación de su ‘amigo’ Antonio Ruiz ; al Ayuntamiento de Obejo y hasta el Catastro , nos da que se ha ido de lista con el ‘ zuncho ’. La Justicia determinará ahora, y la presunción de inocencia primará hasta que no se dicte lo contrario. Cosa distinta será la sanción administrativa que como a todo parcelista furtivo que se precie, y ella ya lo es, le caiga.

Ahora bien, llegados a este punto, sólo hay que pedirle que por vergüenza torera y ética, se aplique sus mismas palabras y actúe con dignidad y honradez. Váyase, señora Ambrosio .