Perdones las molestias
Crimen de lesa morfosintaxis
El edil Torrejimeno no solo amenazó con despedir a la gerente del Imdeco por correo. Lo hizo tiroteando la lengua española
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Iniciar sesiónLo peor del « caso Torrejimeno » que acaba de estallar en el epicentro del cogobierno municipal es el crimen de lesa morfosintaxis que ha perpetrado el concejal por correo electrónico. Hasta para amenazar con el despido a la gerente del Imdeco ... hay que colocar las comas en su sitio. Eso es un principio básico para un señor que figura en el consejo de gobierno con el título de edil de Educación e Infancia. Nada menos.
El gazpacho de subordinadas y oraciones desmadejadas del escrito del señor Torrejimeno constituyen un ataque a la gramática casi tan grave como las irregularidades administrativas que parecen inferirse del texto. Lo pueden ustedes cotejar en la primicia informativa que adelantó nuestro colega Rafael Ruiz en la edición del 12 de febrero del corriente en un artículo que precipitó la dimisión de la señora Gómez.
Despedir ya es un verbo antipático. Pero despedir tiroteando la lengua española debería tener consecuencias. El artículo de nuestro colega reproduce solo las nueve primeras líneas del «email» que mandó el concejal de Educación y presidente del Imdeco a la gerente. Y ahí ya se percibe que el señor Torrejimeno tenía tanta prisa por liquidar el contrato de la señora Gómez que se comió un punto y seguido, se merendó un par de comas, se atragantó con una proposición subordinada y se trastabilló con un acento en palabra aguda que reconvirtió en esdrújula por obra y gracia del espíritu santo. Que para eso es el jefe.
Uno empieza prevaricando en términos lingüísticos y acaba ordenando el nombramiento de forma arbitraria del director de las instalaciones deportivas de El Fontanar. Eso es de cajón. Y así lo denunció la ya ex gerente del Imdeco al día siguiente de recibir la amable carta de su presidente. El escrito, por lo visto, era un monumento a las buenas formas y la prevaricación administrativa.
La señora Gómez reveló que el concejal de Educación le conminó a tomar un conjunto de decisiones que «podrían rozar la ilegalidad» . Y ya conocen ustedes la famosa metáfora de la mosca y el tarro de miel. Un acto administrativo puede rozar la ilegalidad al modo en que un díptero puede bordear un tarro de miel. A priori, nada indica que debamos inquietarnos. Pero si la mosca cae en el interior del bote, nos deja el néctar de flores hecho una pena. No sé si nos explicamos con claridad.
La gerente asegura que además de obligarla a « designar a un técnico de forma arbitraria », el presidente del Imdeco también intentó «alterar el cauce reglamentario de un expediente de contratación para modificar las condiciones y ajustarlas a un perfil en concreto». No sé ustedes, pero nosotros ya estamos viendo la mosca caer a cámara lenta en el tarro de miel de romero.
Para amenizar más el asunto, no olviden que la señora Gómez es número 6 de la misma lista municipal que integra el presidente de Imdeco. Quiere decirse que si se produce una renuncia, la ex gerente del Instituto Municipal de Deportes podría acabar sentándose en el mismo grupo político que su verdugo. Ella ya se ha apresurado a anunciar que no tomará el acta llegado el caso. No sabemos si para evitar que el concejal vuelva a obligarla a rozar la ilegalidad o por temor al chaparrón de chuzos de lesa morfosintaxis que le pueden llover por correo electrónico.
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