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José Javier Amoros - Pasar el rato

La costumbre de la Navidad

La tradición de los buenos sentimientos llega con estas fiestas

Feliz Navidad, se desean los cordobeses por las calles. Se dirá que no es más que una costumbre. Como todo. Las buenas maneras son una costumbre. La felicidad es una costumbre . El amor es una costumbre. Y el odio. Los hábitos del corazón. ... La vida es una costumbre. Y la muerte, ya lo escribió en su último artículo el gran maestro César González-Ruano, «muchas veces la muerte puede consistir en ir perdiendo la costumbre de vivir». Por lo menos una vez al año, vamos teniendo la costumbre de los buenos sentimientos. Velas, luces, comidas, canciones, una alegría insistente y pegajosa, de la que nos desprenderemos con nostalgia después de Reyes. Y a ver si deja huella. Y cuánta. Acurrucado en el paisaje, mínimo y tierno, un Niño. ¿También Él es una costumbre? No nos viene mal la costumbre de Dios en la cuna, que nos mantiene en la costumbre de la infancia. La infancia no es una edad, es una costumbre del corazón. Los adultos mejores son los que han guardado amorosamente su infancia en el alma y la llevan consigo a todas partes. No les cogerá por sorpresa la vida eterna, porque habrán vivido instalados en ella, como los niños.

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