Cordobeses sin calle

Así nos encontramos con la calle de Dolores Ibarruri , alias «La Pasionaria», en el meollito del Tablero Bajo, que es un barrio de derechas inasequible al desaliento. Y no pasa nada. Por no pasar, no pasa ni que se le ocurra a alguien pedir que se incluya en el nomenclátor, para compensar, a Pilar Primo de Rivera , que ni mató ni indujo a matar y que hizo más por la mujer española que todas las leyes de género juntas y arrimadas.

En estos día se están cambiando las placas de políticos de trayectoria impecable, poetas y pediodistas dignísimos, cuyo error biográfico fue al parecer no estar a bien con quienes casi con toda seguridad les hubieran dado un tiro en la nuca. Es un poco lo que está sucediendo en la actualidad: negociar con Bildu o con los separatistas catalanes es alta política democrática y, sin embargo, denunciarlo es representar a la extrema derecha. No olvidemos que no fue otra la causa de la guerra civil.

Una docena de paisanos están siendo deshonrados porque a un Ayuntamiento sin principios le sale de sus redaños. A días tenemos elecciones municipales y yo les exijo a los candidatos decentes que se comprometan a deshacer el entuerto. Si ha habido un cordobés que ha hecho del Foro Romano un nuevo foro, moderno y emblemático para la ciudad, ese ha sido José Cruz Conde . Escondido en Madrid entre embajadas y consulados para que no lo asesinaran los mismos que ahora le niegan el recuerdo que merece, murió poco antes de que acabara la guerra. No pudo ver el amanecer de España. Pero dejó una obra unida a un apellido que, como explicaba Pemán , otro represaliado del régimen actual, entronca en grandeza con la de los califas cordobeses. De los Omeyas a los Cruz Conde . Lástima que también haya que contar con ambrosios y garcías.