«El Cordobés»: vida errante, entre radicales y con lazos en Alcolea y Pedro Abad

Para comprender qué ha llevado a un joven cordobés a este nivel de radicalización hay que ahondar en sus raíces familiares . Su madre, Tomasa Pérez , pertenecía a una familia acomodada de Pedro Abad . Sin embargo, nació en Málaga: su padre, empresario de la construcción, se encontraba trabajando allí cuando Tomasa llegó al mundo. Vivió y creció en la localidad de la comarca del Alto Guadalquivir hasta conocer al que después sería su marido, un marroquí que acabaría arrastrándola hacia el extremismo islámico tras su conversión a esta religión. La comunidad islámica de Pedro Abad ha negado relación alguna con esta familia.

No tardó en quedarse embarazada de su primogénito, el que ahora arenga a los terroristas de Daesh en vídeos virales como el que ha hecho célebre su rostro. Tomasa tuvo cinco hijos más, y a todos los llevó por un periplo que hizo a la familia recalar en lugares como Barcelona, Ceuta, Tánger y Córdoba, concretamente en la barriada periférica de Alcolea . El joven se crió en un ambiente radicalizado y sin arraigo en un único territorio, influenciado siempre por un padre afín a las ideas más radicales del autodenominado Estado Islámico . Tomasa y sus hijos sólo volvían ya a Pedro Abad de visita.

Precisamente, su vinculación al yihadismo fue el que condujo a su progenitor, Abdelah Ahram , a una cárcel de Tetuán en la que actualmente cumple condena, según fuentes de la lucha antiterrorista. Esta circunstancia desencadenó todo lo demás. Tomasa partió a Siria junto a sus hijos para tomar parte en la yihad . Allí, el joven, que ha adoptado como nombre de guerra «Al Qurtubí» (« El Cordobés », se ha convertido en un líder de la lucha de Daesh, obsesionado con una idea que, según el Observatorio de Seguridad Internacional, supone para él «una verdadera obsesión»: la reconquista de Al Ándalus .

Las mismas fuentes señalan que «El Cordobés» pertenece a la corriente neofundamentalista del islam denominada takfir, consistente en que sus seguidores pueden señalar a cualquier persona como enemigo del islam y decidir matarla o ejercer sobre ella cualquier tipo de violencia. Entre los señalados por este terrorista están los propios musulmanes que viven en España, a quienes tacha de «apóstatas».