PERDONEN LAS MOLESTIAS

Gases nobles

Los electrones de Teresa Rodríguez no quieren mezclarse con los protones del señor Sánchez en el Consejo de Ministras

Teresa Rodríguez, rodeada de su equipo ARCHIVO

LAS ideas de Teresa Rodríguez , como los gases nobles, flotan aisladas cuando entran en contacto con la realidad. Por esa extraña razón, tienden a prodigarse en concentraciones de alta pureza, alejadas de gobiernos de coalición, por muy progresistas que sean los átomos que ... los constituyen. Desde luego, admitámoslo, esa es la mejor forma de perpetuarse inalterables a lo largo del tiempo.

Entre transformar la realidad y conservar tu propia estructura molecular, Teresa Rodríguez y su virtuosa manera de entender el mundo han optado por esta última. Para subvertir el orden establecido, es inevitable relacionarse con otros átomos y afrontar los riesgos propios de la química experimental. Lo que, en términos vulgares, se conoce como mancharse las manos.

La lideresa de Anticapitalistas en Andalucía no quiere mancharse las manos. O lo que es lo mismo: prefiere conservar la pureza de su composición química como principio elemental de su comportamiento político. Lo cual no es bueno ni es malo, sino simplemente inane. En eso, desde luego, es fiel a su naturaleza. Al fin y al cabo, los gases nobles son inodoros, incoloros, insípidos y presentan una reactividad química extremadamente baja. Más claro agua.

Los electrones de Teresa Rodríguez regresarán a la atmósfera extraparlamentaria como el argón se refugia en la marginalidad del aire que respiramos. Está pero no se le ve. En ese espacio frío e inhóspito de la periferia del poder, sobreviven ingrávidas las ideas cristalinas y levitan los discursos limpios como gotas de helio. Ahí perduran por los siglos de los siglos como materia viva envasada al vacío. Sin adherencias innecesarias ni el desgaste indeseable de las contradicciones.

Hay que reconocer la nobleza de la señora Rodríguez en su proceso de fisión nuclear de Unidas Podemos . Es lo que tienen los gases nobles. Como no quiere mezclar sus electrones con los protones del señor Sánchez, le ha venido a decir a Pablo Iglesias en un vídeo muy «cool», mejor se exilia en la luz oceánica de la Bahía de Cádiz, donde la dialéctica navega libre sin exponerse a la prueba del ejercicio del poder.

Y así sea. Las ideas puras, como los gases nobles, se diluyen en el Consejo de Ministras (y Ministros). En eso no le falta razón a la dirigente anticapitalista. Mucho más si se es anticapitalista y se está sentada en el epicentro del sistema que has venido a demoler. El salario mínimo interprofesional, la tasa Tobin, la prevalencia de los convenios colectivos, la derogación de la Ley Mordaza, el derecho a la muerte digna, la reforma de los delitos sexuales no compensan, por lo visto, la eventualidad de que acabes desfigurada en lo más profundo de tu estructura molecular.

Por que, a ver: ¿a qué hemos venido aquí? ¿A cambiar el sistema o a que el sistema te cambie a ti? Esa y otras preguntas más perturbadoras le habrá formulado con toda probabilidad la señora Rodríguez a su ya antiguo compañero del 15-M. Aquella arcadia feliz donde las propuestas programáticas ondeaban radiantes sobre las plazas de media España.

Y ahora que estás a un palmo de coger las riendas del Gobierno para transformar algunas cosas importantes (y tragarte también unos cuantos sapos), te ciega la luz de lo posible para acomodarte en el edén de lo inalcanzable, al modo en que gravitan los gases nobles en el aire. Es decir, los gases inanes.

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Bienal
Dos años por 19,99€
220€ 19,99€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
3 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 3 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios