Aplauso para Sadeco

Hemos vivido la Semana Santa más esperada probablemente de las últimas ocho décadas . La Semana Santa de las calles recuperada y reencontrada tras la pandemia. Sobresaliente la magnificencia de los desfiles procesionales , preparados con mimo e ilusión por cada cofradía y respaldados por el pueblo y las autoridades.

Contemplo satisfecho las nuevas incorporaciones de hermandades a la caravana cofrade cordobesa y miro con detalle la magnitud del patrimonio sacro que atesora, ahora que mi «ojo clínico» se ha acostumbrado a este aspecto en el IAPH. Magnífica, en fin, la ciudad, sus calles y sus bares -benditos bares- rebosantes de personas, de color, de aromas, de sonidos, de vida.

Nunca he salido de Córdoba en Semana Santa . Ni a la playa ni a otras ciudades. Respeto a quien haga lo contrario, pero a mí me gusta vivirla aquí . Por eso me siento libre para decir lo que no me ha gustado este año, al fin y al cabo lo mismo de hace tres: la recurrente falta de taxis por las noches, la ausencia de «madrugada» porque los cordobeses prefieren irse a Sevilla o a los pueblos de la provincia, el cierre de los museos municipales por conflictos laborales y el incivismo de los cordobeses ensuciando las calles del Casco Histórico hasta niveles inimaginables. Porque son cordobeses los que salen a ver procesiones y dejan cada noche en el suelo las latas , las pipas y su vergüenza . Pero a la mañana siguiente las calles están impolutas , gracias al despliegue de los trabajadores y trabajadoras de Sadeco . Por eso mi aplauso va hoy para ellos , de parte de alguien que vive en el casco, le gusta la Semana Santa y ama a Córdoba.