El grifo de Emacsa

Emacsa ha sido siempre la 'joya' de la corona del panel de sociedades municipales. Beneficios gobernara quien gobernase. Mantenedora de un agua de extrema calidad y en una ciudad donde ni la actual sequía es capaz de poner contra las cuerdas ni las reservas ni el consumo doméstico.

Bien es cierto que la empresa de aguas viene desplegando un ambicioso plan de inversiones para mejorar el abastecimiento, cortar las fugas y llevar agua a la Sierra (Cerro Muriano, Trassierra, Jaras...). Ha empezado a ejecutarse la ampliación de su sede y el tanque de tormentas, un mastodóntico y millonario depósito junto al río que es una de sus mayores obras civiles; y no se dejan las ampliaciones de depósitos y estaciones de tratamiento. A medio plazo, Emacsa ya plantea la reutilización de aguas residuales de La Golondrina para el riego de zonas verdes y, lo que puede ser más importante, la puesta en carga de hectáreas agrarias de regadío. La legislación vigente se lo permite.

La subida que se dará a conocer en breve busca, pues, un equilibrio en las cuentas. Una especie de colchón para que no sufra la empresa que, en realidad, es muy difícil que sufra viendo, sobre todo, a las otras sociedades municipales y lo que casi todos los ayuntamientos están haciendo: subir el agua. La Diputación, tres cuartos de lo mismo. Penalizar el gasto, es ahorro, que tampoco viene mal en estos tiempos de sequía.