análisis
Expertos señalan a la debilidad de la economía de Córdoba como clave de la grave bajada de población
Señalan a unos niveles de actividad que causan emigración y que no atraen extranjeros, que tienen una tasa de natalidad más alta
La provincia será el tercer territorio de la región con menor aumento del PIB en 2023 y se quedaría lejos de 2022 (+3%)

Las alarmas demográficas saltaron este jueves, cuando se supo que Córdoba, según el INE, fue la provincia española que perdió más población cuantitativamente en el último año -en el conjunto del país, hubo subida-. Se agravaba así una tendencia que viene de lejos. ABC analiza las causas del empeoramiento con seis voces relevantes: Gabriel Pérez Alcalá, economista y exrector de la Universidad Loyola; Pedro Pablo Pérez, profesor de Macroeconomía de Loyola; Fernando Lara, profesor de Economía Aplicada de la UCO; Rafael Garzón, profesor del área de Geografía Humana de la UCO; Rafael Navas, secretario general de Asaja-Córdoba; y Lope Ruiz, alcalde de Iznájar (uno de los municipios de la provincia que más ha sufrido la bajada del padrón en la última década).
Abre fuego Lara. Recuerda que desde hace tiempo en nuestra tierra hay un fenómeno de «envejecimiento de población, menor natalidad y una fuga de jóvenes, que se van por no tener oportunidades de empleo». Ese proceso, sigue este experto, «da la cara en algún momento» y ha sido ahora con las cifras del último año: «Los resultados de dicho proceso, que se agrava, se hacen más visibles».
En esa pérdida de habitantes, reflexiona, pesan tendencias sociales más generales -«Antes, se tenían muchos hijos»- y variables económicas con singularidades locales, que impactan en la natalidad. Hay «una tardía incorporación al mercado de trabajo, los salarios son más bajos y dificultades de acceso a la vivienda y en nuestro territorio eso pasa con un índice de riqueza menor».
Y pone otro factor en la mesa. Por la tradicional debilidad de su economía, «no somos atractivos como destino para la población inmigrante, que tiene una mayor tasa de natalidad». De hecho, según el último dato facilitado por el INE, Córdoba es la provincia del país con menor porcentaje de foráneos. A 1 de abril de 2024, suponían el 3,5% de todos los residentes. En España, representan el 13,5%.
«Por nuestra economía, no atraemos a la población inmigrante, que tiene mayor tasa de natalidad»
Fernando Lara
Profesor de la UCO
Y el peso de la población extranjera en el país avanza más rápido que aquí. Hace diez años, eran al 10,1% de los ciudadanos. Es decir, su presencia crece en 3,4 puntos. En nuestra tierra, el dato de hace una década era del 2,7%, con lo que su peso aumenta ocho décimas.
Si se salta a la Universidad Loyola, Pérez repetirá elementos del análisis de Lara pero articulados de otra forma. Antes, pone uno de los focos en que en Córdoba hay una población de 60 años en adelante que «aumentará más porque el 'baby boom' de la década de los sesenta se ve ahora» en la estructura de población. Es el colectivo, recuerda, en el que se produce más descenso por fallecimientos.
«Córdoba no logra que se queden los que deberían quedarse. Se van. Perdemos potenciales padres»
Pedro Pablo Pérez
Profesor de la Universidad Loyola
Las estadísticas avalan sus palabras. En el último año, en la provincia, el grupo de edad de 85 a 89 años fue el que sufrió mayor bajada de integrantes. Descendió un 4,6% frente a la caída media del total de habitantes del 0,5%. Y Córdoba muestra unos niveles de envejecimiento superiores a los de la nación. A 1 de abril de 2024, sus habitantes de más de 65 años suponían el 21,2%. En el país, la tercera edad abarca al 20,5% de los residentes.
Menos «padres potenciales»
Otra «clave» que da está en que la economía provincial «no logra que se queden los que deben quedarse. Se van a otras provincias o al extranjero». Ahí, los datos del último año hablan claro: entre los grupos quinquenales que más habitantes perdieron aquí estuvieron los de 25 a 29 años (-2,8%); de 30 a 34 (-2%), de 35 a 39 (-2,1%) y de 40 a 44 (-3,3%). En España, los indicadores de cada uno de estas franjas de edad fueron positivos o con caídas menores que las sufridas por estos lares. Este profesor de Loyola alerta de que los que se marchan son «potenciales padres», lo que influye en la natalidad.
«La salida de personas de 25 a 35 años es equivalente a perder población de cero a cinco años»
Gabriel Pérez Alcalá
Exrector de la Universidad Loyola
Estas salidas no se compensan, pues «no viene población de reemplazo suficiente, porque nuestra situación económica no es atractiva» ni para el resto de los españoles ni para los extranjeros. Aporta, después, el caso de Málaga, con la capital viviendo un momento efervescente de su economía, «sí está atrayendo población». En el último año, la elevó un 0,8%.
Sin salir de esta institución académica, quien fue su rector de 2011 a 2023, incide en que la pérdida de población en Córdoba viene dándose desde hace años. «Sí es nuevo», sostiene, que «esa caída de población se traslada a la pirámide de edad». Porque, para entender lo que pasa hoy, hay que retroceder a la «crisis de las grandes empresas cordobesas a partir de 2009». Provocó que Córdoba sufriera «una significativa pérdida de empleo de media y alta cualificación que forzó a los jóvenes a emigrar». Ese flujo de salida de personas «de 25 a 35 años es equivalente a perder población de cero a cinco años. Es la gente que ahora tendría que estar teniendo niños aquí».
«Córdoba es muy poco atractiva para captar población y cada vez menos atractiva para retenerla»
Rafael Garzón
Profesor de la UCO
Otro factor que pesa en los malos datos que se van agravando es que «no captamos a extranjeros por nuestra tasa de paro alta; porque no tenemos núcleos urbanos con tamaño poblacional para atraerles y tampoco ayuda nuestro clima». Y recuerda que la población inmigrante es la que «tiene mayor tasa de natalidad».
«Si no se favorece al campo, será cada vez más difícil mantener en las zonas rurales la población»
Rafael Navas
Sctro. general de Asaja-Córdoba
El INE permite ver hasta qué punto Pérez Alcalá da en la tecla. De acuerdo a los últimos indicadores, en la provincia, el 96,3% de los niños - de cero a 14 años- son españoles y el 3,7% extranjeros. En la nación, la distribución es del 86,3% y del 13,7%, respectivamente. En el último año, en Córdoba, la cifra de menores de 15 años españoles menguó un 2,8% y la de los foráneos bajó un 0,8%. En el país, la caída de los nacionales fue del 2,6% pero los extranjeros subieron un 2,6%.
De vuelta a la UCO, Garzón considera que ahora «estamos viendo las consecuencias más graves de un fenómeno que viene de atrás». Apunta a que, por un lado, nuestra tierra «no es ajena» a una dinámica general con «cada vez menos niños», por el modelo de sociedad, por el retraso en la conformación de las familias o las dificultades para acceder a la vivienda. A ello se unen factores ligados a nuestra provincia que, con una «debilidad estructural de su economía», es «muy poco atractiva para captar población española y extranjera, teniendo en cuenta que los segundos son más propensos a la natalidad, y cada vez menos atractiva para retener a sus habitantes».
«Si no se toman medidas en un corto tiempo, habrá municipios que no tendrán viabilidad»
Lope Ruiz
Alcalde de Iznájar
Este profesor de Geografía Humana apunta que «no hay en Córdoba estrategias de desarrollo a escala subrregional, que aglutinen municipios». El único ejemplo destacable de desarrollo comarcal, señala, es Covap en los Pedroches. Reitera que faltan proyectos de dinamización socioeconómica en los territorios de la provincia. Y también juega a favor de la despoblación, apunta Garzón, que hay «mucho municipios e incluso comarcas con una conectividad realmente difícil. En pleno 2024, están bastante aislados».
Los otros análisis llegan a pie de terreno. Uno lo aporta el secretario general de Asaja-Córdoba. Y es que la actividad agrícola y ganadera, con la industria que genera alrededor, es importante para que el padrón en las zonas rurales no sufra aún más.
Navas arranca indicando que el fenómeno de la despoblación es «muy complejo». En él, sigue, influyen muchas cuestiones, pero lo que es evidente es que «la gente donde resida tiene que vivir y, para eso, debe tener una actividad rentable». Para que las explotaciones tengan dicha rentabilidad, defiende, hay que darles «facilidades». Eso, ahonda, es «lo contrario de lo que pasa con la última PAC, por parte de la UE y del Gobierno central».

Defiende que debería haber una discriminación impositiva positiva para «quienes estén en los pueblos». Reivindica más actuaciones de las Administraciones para lograr la rentabilidad de las explotaciones y para favorecer el «relevo generacional» en el campo: «Por ejemplo, a los jóvenes hay que darles las ayudas adecuadas e incentivarles fiscalmente». Si no se favorece a la agricultura y la ganadería, será, alerta, «cada vez más difícil mantener la población en las zonas rurales».
Y el último interlocutor sabe qué es lidiar día a día con la despoblación. Porque Lope Ruiz (PSOE) es desde 2015 alcalde de Iznájar, uno de los municipios de la provincia que más empadronados ha perdido en la última década: un 19,5%. Confiesa vivir este fenómeno «con mucha preocupación. Que hayamos perdido esa población hace que puedan peligrar algunos servicios que prestamos».
Explica que el suyo es un municipio «con muchísimas dificultades, con 19 aldeas, con un término municipal bastante amplio y en el que, cada año, fallecen entre 80 y 100 personas y nacen de 15 a 20». «Es más difícil asentar población en las localidades pequeñas e Iznájar somos un conjunto de 20 pueblos pequeños, no especialmente bien comunicado. Estamos muy lejos de la capital. Todo eso unido a cierta falta de cultura emprendedora ha hecho que seamos uno de los municipios que más población ha perdido», expone.
Asegura que desde el Ayuntamiento llevan «muchos años trabajando» en esta materia. Señala que han hecho un esfuerzo por digitalizar el municipio -en el 97% de él, hay conexión, como mínimo, a 50 megas, lo que es un «aliciente para teletrabajar y para empresas que quieran instalarse»-, a actúan en la mejora de comunicaciones y caminos; ofrecen suelo industrial a precio económico o dan ayudas al emprendimiento. Pero, dice, «no ha servido para paliar la despoblación». «Porque no recibimos ayuda del exterior», afirma, reivindicando actuaciones de otras Administraciones.
En esta línea, sigue, «tenemos carreteras autonómicas lamentables; el centro de salud está en mal estado o uno de nuestros colegios rurales lleva tres años cerrado por un problema de estructura». A modo de reflexión general, para combatir este problema en Córdoba, señala que «se tienen que implicar todas las Administraciones y los municipios afectados». Se trata, siguió, de analizar mecanismos de actuación y «de creer de verdad que esto es un problema. Si no se toman medidas en un corto tiempo, habrá municipios que no tendrán viabilidad».
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