En términos comparativos, las estadísticas cerradas de los últimos meses arrojan un decremento de contratos del 18,5 por ciento con respecto a la campaña que arrancó hace doce meses. En 2022, han sido 42.581 contrataciones de todas las modalidades que permite la legislación. En 2021, superaron las 52.400. Es un dato relevante para decenas de municipios de la provincia y para una gran parte de su población flotante en estos periodos del año.
El mayor agujero que se detecta en la estadística que hace público el Gobierno se produjo durante el mes de noviembre, que es cuando se forman la mayor parte de cuadrillas que trabajan en la recolección de la aceituna. En términos redondos, se firmaron unos veinte mil contratos frente a los 31.000 que se rubricaron en el mismo periodo del año anterior.
Frente al comportamiento negativo de noviembre, octubre ofreció unas cifras mucho más estables de contratación, explican los datos del servicio estatal de empleo. Los datos aseguran que los 13.000 contratos agrarios que se dieron en 2021 fueron prácticamente los mismos que los realizados este año. Sí se advierte una bajada en el mes de septiembre porque los 13.100 contratos de 2021 no tuvieron su correlación en los más de nueve mil que se firmaron en el mismo mes de este ejercicio.
Una de las cuestiones que más llama la atención es que la caída de los contratos del sector agrario no está significando un incremento relevante de los parados de la actividad primaria. En noviembre se contabilizaron 5.828 personas sin empleo frente a los 6.112 del año anterior. Los datos de octubre y noviembre se muestran muy estables. Una explicación lógica es que, ante una cosecha corta de aceituna, las personas que dependen de la actividad agraria están buscando alternativas en otras ramas de la economía productiva.
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