Los cines de barrio de Córdoba, del largo abandono a la segunda vida

Muy pocos habitantes de la ciudad tuvieron uno lejos. En la década de 1980 fueron desapareciendo y cerrando y tal vez el último de ellos fue el Cabrera Vistarama, que estaba en Ciudad Jardín y que llegó hasta los últimos años 90. Eso sí: quedó la huella de tres de ellos y todavía se mantiene, y eso en lugares no muy próximos al Centro.

Noticia Relacionada

Cines de verano en Córdoba | Un siglo de estrellas en el cielo y en la pantalla

Luis Miranda

En 1923 Córdoba descubrió el placer de ver películas al aire libre y comenzó una historia en que llegó a haber más de treinta abiertos a la vez y que sólo se interrumpe este año

El cine Almirante es el que ha dado más que hablar en los últimos tiempos, a pesar de que lleva 36 años cerrado. Eso sí, mantiene su estructura particular y su interés. El cine Almirante nació con el barrio del Parque Figueroa en el año 1970 y está incardinado en la misma arquitectura con que concibió Rafael de La-Hoz este conjunto muy vanguardista en su época.

En el concepto del Parque Figueroa, el barrio debía tener todos los servicios culturales y sociales que fuera posible, y una sala de cine, entonces una de las actividades de esparcimiento más populares, se consideraba imprescindible.

Tuvo una vida útil de 17 años, porque se cerró en el año 1987, cuando empezaba a notarse el avance del vídeo doméstico y el cambio en la forma de ver el cine. Desde entonces permanece abandonado y los vecinos del barrio no hacen más que preguntarse qué sucederá con él y si su espacio podrá revertir en ellos.

El cine Almirante responde a la tipología de las salas de aquel tiempo, con mucha amplitud, y está ligeramente elevado sobre el nivel del suelo. Perteneció a la familia Sánchez-Ramade que, entre otras actividades empresariales, gestionó muchas salas de invierno y de verano.

Hace algunos años se pensó en un proyecto que lo habría convertido en un gran gimnasio con piscina, aprovechando las grandes dimensiones del espacio. Hubo un proyecto completo, parte del cual se puede ver en este reportaje, pero nunca se llevó a cabo. El proyecto arquitectónico planteaba respetar la estructura del edificio y su aspecto exterior y modificar el interior. Tiene una superficie de 1.200 metros cuadrados.

Desde entonces, los vecinos no han dejado de reclamar su uso y los dirigentes políticos, sobre todo los socialistas, han realizado muchas promesas para rehabilitarlo. Ninguna ha estado cerca de llevarse a cabo, ya que falta lo más importante: la propiedad.

Así, en el año 2017, la entonces alcaldesa, Isabel Ambrosio, visitó el recinto y explicó que estaba en conversaciones con la familia para convertirlo en un hotel para personas mayores. La asociación vecinal llamó la atención en muchas ocasiones sobre el cine, pero nunca consiguió que tuviera ningún uso concreto.

Recuperó su nombre el candidato socialista a la Alcaldía de Córdoba en las últimas elecciones, Antonio Hurtado. Llegó a prometer que el Ayuntamiento compraría el cine, lo rehabilitaría y le daría uso integrado en la programación de Cultura en Red.

Lo hizo además pensando en el inminente centenario del nacimiento de Rafael de La-Hoz. Hurtado se quedó muy lejos de obtener la Alcaldía en las elecciones municipales, pero la obra habría sido bastante costosa para el Ayuntamiento.

Según pudo saber ABC, la propietaria tiene ahora el edificio a la venta por un precio total de 1.250.000 euros, a lo que hay que sumar la rehabilitación. Después de un abandono de más de 35 años, las condiciones del antiguo cine Alminarante no son las mejores, como atestiguan muchas fotografías. De la sala de proyección sólo conserva las escaleras, ya que se retiraron las sillas que en su momento ocupó el público y la reconstrucción tendría que ser bastante profunda.

Los vecinos no han renunciado a que se recupere para la actividad cultural del barrio, pero tendrán por el momento que esperar. Algo más cerca lo ven los que viven en Cañero, y que desde hace años también reclamaban que el antiguo cine Osio tuviera un uso cultural. Su recuperación total está bastante cerca.

Su historia es distinta en el tiempo de la del Almirante, pero no difiere demasiado. Se levantó en la década de 1950, cuando el patronato de la Sagrada Familia, promovido por el obispo Fray Albino, construyó todo el barrio, y también se interpretó como un elemento imprescindible para el bienestar de quienes tenían que vivir en el barrio. Por eso ocupó uno de los flancos de la plaza principal, la plaza de Cañero, a pocos metros de la parroquia de San Vicente Ferrer.

Desde que cerró y pasó a manos municipales ha tenido distintos usos. Se llamó primero Centro de Iniciativas Culturales Osio y en su sala de proyección se realizaron actividades del Carnaval de Córdoba o ceremonias de la Federación de Peñas.

Nunca conoció el abandono del Almirante, pero el Ayuntamiento ya se ha puesto manos a la obra para actuar y convertirlo en un espacio destinado a la cultura.

En febrero el entonces teniente de alcalde de Urbanismo, Salvador Fuentes, explicó que la actuación constaría de dos fases, y la primera es para frenar el deterioro del conjunto. Es significativo, pero no tanto como para impedir su actividad, ya que poco antes de la pasada primavera volvió a tener uso cultural.

Sadeco realizó entonces una limpieza extraordinaria y los técnicos municipales habían comprobado que, aunque fuera necesaria la reforma que comenzó después, no había peligro para las personas si se abría de forma excepcional.

A partir de entonces la Gerencia Municipal de Urbanismo comenzó unas obras en las que está invirtiendo más de 650.000 euros. Tienen carácter de urgencia y buscan acabar con las humedades, atajar los problemas de una cornisa y terminar con los desprendimientos que ponían en peligro la seguridad de las personas.

Los trabajos van a un buen ritmo, según el Ayuntamiento para actuar en la fachada y ajustar los laterales, y luego siguen por la planta superior. Ahí se han detectado problemas con el falso techo y con el daño que hacen las palomas, muy abundantes. En esta primera fase, los trabajos que ha promovido la Gerencia Municipal de Urbanismo también tienen que servir para «adecentar el escenario y el patio de butacas».

La parte que convertirá el antiguo cine Osio en un espacio escénico o auditorio comenzaría a continuación y tendría una dotación parecida a la primera, de unos 600.000 euros. Aquí ya se habla de recuperar la caja de sonido y el espacio para la cultura. El Ayuntamiento de Córdoba lo contempla en los presupuestos para este año y busca convertir el recinto en «un auditorio moderno», que permita tanto conciertos como espectáculos teatrales, con capacidad para 450 personas y medios audiovisuales. También se dotará de mejor accesibilidad.

Tomará el testigo de otro antiguo cine, el Séneca, que estuvo en el barrio del Campo de la Verdad, en la calle Fray Pedro de Córdoba. En 2014 el Ayuntamiento le dio un uso de centro de tecnologías y desde entonces se ha adscrito al Instituto de Desarrollo Económico como servicio público para los vecinos.