Cáritas destina en Córdoba 8,4 millones a ayudar a personas en riesgo de exclusión y pobreza

El lema de este año es 'Amar suma' y quiere mostrar cómo cualquier aportación de todo tipo sirve para mejorar la situación de quienes precisan ayuda. El director de Cáritas Diocesana de Córdoba, Salvador Ruiz Pino, ha resumido en cifras la actividad de la institución, que durante el año 2022 dedicó una cantidad de 8,4 millones de euros a ayudar a personas en situación de exclusión social o pobreza.

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J. Pino

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De ellos la partida más importante fue para el empleo, ya fuera a través de la empresa de inserción Solemccor o con parte del presupuesto de la entidad. El 90 por ciento son fondos propios, de la aportación de sus socios y de la Iglesia y los legados, herencias y donaciones, mientras que apenas el 10% corresponde a ayudas públicas.

Cáritas atendió durante 2022 a 28.379 con un perfil que apenas ha variado en los últimos años: una mujer de 20 a 44 años, con hijos a su cargo y con estudios primarios o directamente sin ellos. La ayuda que más se demanda es la alimentación, pero también el pago de alquileres y suministros y de productos de farmacia, higiene y lo relativo a la Educación.

También fundamental en su actividad la atención a personas en situación de sin hogar. Fueron 912 en la Casa Madre del Redentor, pero también en los espacios de Baja Exigencia, en el dispositivo nocturno que atiende quienes viven en la calle, en los pisos de acogida para personas migrantes y en aquellos que acogen temporalmente a quienes acaban de salir de prisión.

La ayuda en la búsqueda para conseguir trabajo es fundamental y para eso está Solemccor, que acompañó a 980 personas e intermedió para que consiguieran un trabajo o algo más de formación. Así, un total de 206 personas realizaron cursos, 301 participaron en itinerarios de formación y se contrató a 162 en situación de exclusión social.

Salvador Ruiz Pino insistió en que la demanda de atención es menor que la que se dio en 2020 y 2021, los años marcados por los efectos sociales y económicos de la pandemia del Covid-19. Eso sí, «ha crecido la calidad de las atenciones, porque son necesidades mucho más perentorias» y desde luego más urgentes.

Quienes se acercan ahora a Cáritas lo hacen en situación muy difícil, «después de haber agotado todas las prestaciones y ayudas sociales y también toda la red familiar que podía atenderles en un primer momento». Preocupa en especial la «feminización de la pobreza», porque las mujeres son más vulnerables a la pobreza en general y al estar sin hogar. Su problemática es distinta y mucho más delicada, insistió el director de Cáritas.

Salvador Ruiz Pino llamó la atención sobre otro fenómeno, y es el de que «la pobreza se hereda», de forma que quienes han nacido en el seno de una familia con problemas tienen muchas posibilidades de sufrirlos también en el futuro. «Se atiende a veces a los hijos o nietos de quienes se atendía hace unas décadas», alertó.

Para ayudar a quienes lo precisan Cáritas Diocesana de Córdoba pidió «una gran alianza» entre distintas instituciones y organizaciones e invitó a la sociedad a engrosar su lista de más de 1.500 voluntarios repartidos por todo el territorio.

El presidente de Cáritas, el sacerdote Pedro Cabello, animó también a los cristianos a ayudar a Cáritas y resaltó la vocación de quienes viven según las enseñanzas de Jesús, de «darlo todo, que no es dar cosas, sino ante todo la propia vida» a los demás.

Su tarea es sobre todo la diócesis de Córdoba, pero la entidad también tiene programas de colaboración con otros lugares, como la diócesis de Tánger, en el norte de África, o la misión en Picota, en Perú, en que la colaboración de Córdoba es constante.