perdonen las molestias
Lagrimitas de cocodrilo
También asistimos a la defunción del río Guadiato
El Ayuntamiento de Córdoba decreta un día de luto oficial por la muerte de Isabel II
CÓRDOBA
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Iniciar sesiónEl excelentísimo Ayuntamiento de Córdobaha decretado un día de luto oficial por el fallecimiento de la reina de Gibraltar y nosotros no tenemos mucho más que añadir. Cada uno es libre de elegir el objeto de su duelo, incluso de llorar ... la pérdida de la emperatriz que se tiró toda su larga vida pisándote el españolísimo Peñón de la discordia. Pero oiga: el señor Bellido no hace otra cosa que sumarse al dolor inconsolable de las colonias de medio planeta por el óbito de su majestad.
Mucho más penetrante fue el desconsuelo de la señora Díaz Ayuso, que ordenó tres días de luto oficial. La tercera parte, por cierto, que el señor Moreno Bonilla, tan mesurado siempre en la expresión de sus emociones y también en sus posicionamientos políticos, que aquí vienen a ser lo mismo. Hay gestos de un extraordinario valor simbólico que nos devuelven a la Europa del siglo XIX y este podría ser uno de ellos.
Un analista perspicaz llegaría a la conclusión de que el alcalde de Córdoba se ha alineado con la aflicción contenida del presidente de la Junta de Andalucía, en desaire del dolor expansivo exhibido por la mandataria madrileña y lideresa subyacente del centro derecha patrio. Cada cual que saque sus conclusiones, que nosotros nos limitamos a levantar acta notarial.
Dicho lo cual, no tenemos nada en contra del luto oficial declarado por esta pequeña ciudad de provincias en una semana, por cierto, en que también asistimos a la defunción del río Guadiato. Salvando, claro está, las diferencias. La estampa del cauce seco por el que algún día discurrió nuestro río más agreste es digna de un serial apocalíptico de televisión. Tirando por lo bajo.
Del arroyo Bejarano ni hablamos. Ya lleva muerto unos cuantos meses ante la indolencia de nuestros munícipes, ocupados previsiblemente en asuntos de Estado mucho más acuciantes. Pero lo del Guadiato es un salto cualitativo que anuncia que el futuro ya está a la vuelta de la esquina. Yo no digo que su muerte merezca tres días de luto oficial, pero quizás sí alguna lagrimita de cocodrilo por parte de la autoridad competente.
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