Perdonen las molestias

Imaginemos

Ya disponemos de medios de transporte más baratos, más limpios, menos contaminantes, más silenciosos y más armónicos con la vida urbana

Tres mil usuarios de patinete, ante la obligación de usar casco y de tener seguro en 2023

Imaginemos que el planeta se dirige a un cambio climático sin precedentes. Que la razón fundamental es el uso masivo de gases de efecto invernadero. Que una cuarta parte procede de los motores de combustión de los coches. Imaginemos que las ciudades contemporáneas están ... monopolizadas por el uso intensivo de los vehículos a motor. Que además de contaminar, ocasionan saturación acústica, impacto visual y agresividad urbana.

Ahora imaginemos que el planeta atraviesa una crisis energética de caballo. Que los combustibles fósiles se están extinguiendo, que Putin nos tiene cogidos por el mismísimo gas y que el precio de la energía se duplica por semanas. Supongamos que necesitamos una transformación energética integral. Que urge una transición hacia fuentes alternativas, limpias y no contaminantes.

Imaginemos que la movilidad juega un papel decisivo en la neutralización del cambio climático. Y que ya disponemos de medios de transporte más baratos, más limpios, menos contaminantes, más silenciosos y más armónicos con la vida urbana. Supongamos que existe una demanda creciente con capacidad de sustituir la movilidad contaminante por otra más sostenible.

Imaginemos ahora un Ayuntamiento que incentivara el uso de bicicletas y patinetes. Que estableciera como prioridad estratégica la transformación de la movilidad urbana. Que comprendiera que humanizar las ciudades del siglo XXI pasa irremisiblemente por cambiar radicalmente los modos de transporte. Que completara una red integral, segura y de calidad, de carriles bicis. Que dispusiera aparcamientos múltiples y vigilados por la ciudad. Exactamente igual a como hacen las urbes más avanzadas de Europa.

Imaginemos que el concejal de Inmovilidad ve la luz. Que abandona el modelo desarrollista de los tiempos de María Castaña, abraza el mundo contemporáneo y toma como referente de su política de transporte a Ámsterdam. Por poner un ejemplo. Ya puestos, supongamos que deja de perseguir a bicis y patinetes. Que los borra de la lista de enemigos públicos número uno. Que deja de aporrearlos con las ordenanzas. Y que se da cuenta de que son aliados, y no adversarios, de ese nuevo modelo urbano que necesita el planeta como agua de mayo.

Ver comentarios