feria de abril 2015

Finito de Córdoba deja su sello en un festejo que duró solo tres toros

José María Manzanares tuvo que ser atendido en la enfermería por una indisposición y mató su segundo toro en último lugar

Finito de Córdoba deja su sello en un festejo que duró solo tres toros efe

fernando carrasco

Tarde accidentada por la indisposición de José María Manzanares, que tras estoquear al segundo de la tarde, primero de su lote, tuvo que pasar a la enfermería. Una gastroenteritis hizo que le tuviesen que administrar suero y su segundo toro, quinto de la tarde, lo ... mató en sexto lugar.

Al margen de esta cuestión, la corrida de El Pilar-Moisés Fraile, triunfadora el pasado año en este coso, fue de más a menos. Buena condición en los tres primeros, sobre todo los primeros tercios del segundo, y mansos y descastados los tres últimos. Los mejores momentos los firmó Finito de Córdoba en el que abrió plaza.

Precisamente, ese primero fue alto de agujas, un «tío» con mucha seriedad. Tres medias verónicas con el sello del cordobés sirvieron para comprobar la bondad del de El Pilar. Inicio de faena a pies juntos por alto para dejar una primera serie con clase aunque aprovechando las embestidas del animal.

Más embraguetado en la segunda, surgió un ramillete de redondos con profundidad. Le daba respiro el Fino entre serie y serie hasta que llegó el toreo al natural, donde vimos la dimensión en tres muletazos en los que alargó mucho el viaje. Otra más igual. Y los remates por bajo y los cambios de mano. Le faltó más consistencia al trasteo pero hubo mucha profundidad en lo que hizo. Estocada y descabello y fortísima ovación.

Otro cantar fue el cuarto, un toro que cabeceaba y tenía medias embestidas. Sin clase y sin raza. Se puso Juan Serrano pero no pasó prácticamente nada.

Buenas las verónicas de recibo de Manzanares al segundo, un toro que derribó en el caballo y que tuvo prontitud en sus embestidas. Gran tercio de banderillas de Curro Javier y Luis Blázquez, que saludaron.

Llegó con boyantía al tercio final el toro. Manzanares corrió la mano ligando. Dos series en las que el astado repitió y tomó la muleta del alicantino, que lo pasó sin obligarle en demasía. Ya al natural la cosa cambió: Manzanares se puso más en corto y el toro, que pedía distancia, protestó. Machacón a partir de ahí el torero, la faena se fue diluyendo. Faltó la conjunción.

A su segundo, con el rostro muy pálido el torero, lo capoteó con más voluntad que acierto. El astado tuvo un muy buen tranco en los tercios de varas y banderillas -cumbre, de verdad, bregando Curro Javier-, pero en la muleta Manzanares no le cogió el aire ni el toro se empleó. Uno por otro, aquello no funcionó.

Daniel Luque dejó algunos lances a su primero, que brindó viendo cómo se desplazaba el animal. Tras el primer muletazo el astado huyó a chiqueros. La principal virtud de Luque fue mantenerlo lejos de aquellos terrenos. Estuvo muy firme, seguro en serie de mucho poder y quedándose quieto. Iba el toro pero siempre mirando de reojo las tablas. Estuvo muy por encima el de Gerena.

El sexto -lidiado en quinto lugar- fue un manso de libro que no dio ni una sola opción al torero desde que salió por la puerta de chiqueros.

Finito de Córdoba deja su sello en un festejo que duró solo tres toros

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