La Comisaría del Congreso no precintó el despacho de Tito Berni

Es determinante conocer lo que pasó y encontrar lo que falló a fin de adoptar las medidas necesarias para que los hechos no vuelvan a repetirse en el futuro. Meritxell Batet debería ser la primera interesada en averiguarlo no solo en cumplimiento del mandato constitucional, sino a la vista del daño que el caso Mediador ha causado a la imagen de la institución que preside.

Pero la política socialista parece tan interesada como Ferraz en cortocircuitar cualquier pesquisa interna sobre Tito Berni. Irreal parece ahora el encabezamiento del Código Ético que Pedro Sánchez promulgó en 2014: «El Socialismo Democrático es tanto un proyecto político de transformación social como una actitud ética de la que depende la salud democrática de una sociedad». Aquellos, claro, eran otros tiempos.

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Este martes, cuando el PP volvió a pedir esa investigación interna, Batet ni siquiera se molestó en contestar. La semana pasada, la socialista catalana sí ofreció argumentos para contrarrestar la petición popular. Pero parte de su versión se convierte en una ceremonia de la confusión cuando intenta contrastarse con el resto de los implicados. Y es que uno de los argumentos que la presidenta del Congreso utilizó para rechazar la investigación interna fue que el PSOE le había informado de que, tras la salida de Fuentes Curbelo, pidió a la comisaría de la Cámara Baja el precinto y custodia del despacho. Pero, como Batet debería saber -si es que no lo sabía cuando lo dijo-, esa orden solo la puede dar ella como presidenta. Ningún grupo parlamentario tiene potestad para clausurar el despacho de un diputado porque esas dependencias no pertenecen a las formaciones, sino a la cámara.

El resultado, como reconocen agentes del Congreso, es que la comisaría nunca realizó el precintado y mucho menos la custodia del despacho de Tito Berni antes de que llegara la Policía Judicial. Y la realidad, como señalan fuentes de la dirección socialista, es que fue el propio grupo parlamentario el que cerró «voluntariamente» la dependencia. Lo hizo, eso sí, después de que Fuentes Curbelo pasara a recoger las pertenencias que consideró convenientes y actuara con libertad con el material que pudiera tener allí y le implicara con la trama corrupta. Solo entonces entregó la llave de su despacho.

Sobre el cierre que se llevó a cabo a continuación, los socialistas sostienen que guardaron la llave y cambiaron la clave de acceso, por lo que defienden que el despacho quedó cerrado y no volvió a abrirse. Pero no aclaran cómo se guardó la llave, quien tenía acceso a ella y siguió teniendo, por tanto, capacidad de entrar en la oficina de Tito Berni hasta que se produzco el registro policial. Dado que Batet se niega a investigar, es imposible saber si en algún momento se rompió o no esa custodia. Cualquiera pensaría que hay temor a lo que las pesquisas puedan arrojar. ¿Nombres de otro diputados implicados en cenas de dudosa ética? ¿Alguno de ellos cercano a Ferraz, quizá?