El tropiezo de Chacón
El tropiezo de Chacón
Por segunda vez Carme Chacón ha suscitado especial atención fuera de España: en la primera ocasión, hace ahora un año, las agencias de prensa internacionales difundieron su cóncava silueta cuando tomó posesión como ministra de Defensa «heavily pregnant» (o sea, en muy avanzado estado de ... gestación), y ahora han vuelto a reparar en ella por el embarazoso episodio de la retirada de Kosovo, una situación resumida como «backtracking» («marcha atrás») por Reuters, fuente presumiblemente distanciada del guirigay político doméstico. El «fuego amigo» de la descoordinación ha alcanzado de lleno al Gobierno, sin que la oposición haya esgrimido en este caso más munición que la del estupor ante un estropicio innecesario sobre el que ironiza algún diputado del Partido Popular: «Contra Bush vivían mejor».
Chile y Bruselas
Ahora el Gobierno se empeña en rebobinar y trata de recomponer los platos rotos, operación que está obteniendo algún resultado en el frente del malentendido exterior. Al menos, José Luis Rodríguez Zapatero ha conseguido en Chile la foto con el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, y Chacón trató de hacer creíble la sintonía con la OTAN en su viaje del jueves a Bruselas. Para aquietar las aguas, el Gobierno ha tenido también que añadir a sus plazos en principio irrenunciables (la retirada antes de que acabe verano) el estrambote de que para esas fechas se habrá replegado «el grueso» de nuestras tropas «de forma flexible y escalonada».
Mucho más insostenible ha resultado el intento de «vender» que ha habido una adecuada comunicación interna en el seno del Gobierno, después de que el secretario general de Presidencia, Bernardino León, dejara claro que se produjeron cortocircuitos. Ante esa evidencia de poco sirvieron el posterior pronunciamiento de Miguel Ángel Moratinos o las palabras de la propia ministra en Rota. Y ahora, en la ardua tarea de reconstrucción, Defensa desmiente también la interpretación de que Chacón haya admitido fallos pues, según fuentes del Ministerio, se ha confundido la palabra que utilizó («equívoco») con equivocaciones. Al menos, ha quedado claro que la OTAN fue informada y que también hubo interlocución con Estados Unidos, sin que se sepa qué distorsionó los contactos con la Administración Obama para que el portavoz del Departamento de Estado Robert Wood se pronunciara con tanta dureza, al expresar la «profunda decepción» de su país por la decisión de España.
Mal comienzo con Obama
Torcidos así los prolegómenos del anunciado idilio Zapatero-Obama, el seísmo ha llegado en el momento más inoportuno, a pocos días de la «primera foto» del presidente del Gobierno español con la del de Estados Unidos en Praga. Como daño colateral, ha agrietado además la imagen de Carme Chacón, a quien se suponía ungida como «sucesora» del jefe del Ejecutivo y que ahora se ve salpicada por uno de esos «golpes de efecto» a los que es tan aficionado su mentor monclovita. El «os volvéis a casa» transmitido por la ministra a los soldados españoles destacados en Kosovo, aparentemente calculado y destinado a computar en el «haber», gravó el «debe» de un Gobierno noqueado por la crisis económica. Ha sido la única foto «movida» en la ya amplia galería de retratos de Chacón, que abarca desde el esmoquin de la Pascua Militar a los maternales reportajes de «conciliación» (con el pequeño Miquel en brazos), pasando por las imágenes de sus viajes a las misiones en el exterior o el énfasis en medidas pintorescas, como la de adaptar los uniformes de las mujeres militares al nuevo tallaje «campana-cilindro-diábolo» surgido del estudio antropométrico encargado por el ministro de Sanidad, Bernat Soria. Ingredientes en todo caso efectivos, pues en un reciente sondeo del CIS Chacón se ha colocado como la «más valorada» del Gobierno, por delante de María Teresa Fernández de la Vega y de Alfredo Pérez Rubalcaba. Balance favorable de una política de comunicación «de diseño», basada en mucha escenificación y poco contacto directo con los periodistas. Una exagerada «coraza» ante los medios que puede terminar por no favorecer a una dirigente curtida, experimentada como parlamentaria y con cintura para afrontar los embates de la opinión pública.
Carrera meteórica
Chacón, nacida en 1971 en Esplugues de Llobregat (Barcelona) irrumpió en la Ejecutiva del PSOE de la mano de José Luis Rodríguez Zapatero y llegó al Gobierno como ministra de Vivienda, un breve rodaje que la catapultó a un Departamento fuerte, Defensa, al que llegó en plena polvareda por el Estatuto de Cataluña, interpretado como certificado de la deriva nacionalista de su «partido matriz», el PSC. Así, en sus primeros actos castrenses se escrutó la intensidad y entusiasmo con que lanzaba al aire los preceptivos «¡Viva España!» y se hurgó en todos y cada uno de sus gestos, en busca de inexistentes déficits de patriotismo. Pero su trayectoria en Defensa viene esencialmente determinada por la «era Obama», que la ha obligado a ampliar el número de soldados en misiones en el exterior para adaptarse a los requerimientos del «amigo americano».
Ahora la ministra, a petición propia, comparecerá el día 7 ante la Comisión de Defensa del Congreso para explicar el enredo kosovar, mientras queda en el alero si tendrá que hacerlo también ante el Pleno, como pide el PP, y si a raíz de este episodio se ha devaluado su futuro. O el del propio Zapatero, el «capitán» que no sabe mandar firmes.
Ver comentarios