El 93% de las sentencias dictadas en 2010 por homicidio machista declararon culpable al agresor

De las 43 sentencias dictadas por tribunales de jurado y audiencias provinciales, 40 fueron condenatorias . Solo dos fueron absolutorias y una tercera declaró al acusado exento de responsabilidad por enajenación mental. Ello supone un 93 por ciento de condenas, frente al 89 por ciento de 2009.

El CGPJ distingue entre violencia de género —la ejercida por un hombre hacia una mujer que mantienen una relación sentimental— y violencia doméstica —la ejercida por una mujer hacia un hombre, también en el mismo contexto—. De los 43 fallos, 39 se refieren a crímenes de violencia de género , lo que indica que es el hombre el que mata. En los otros cuatro casos —en los que fue la mujer la autora del crimen— ésta había sido previamente maltratada por la víctima.

Los expertos aseguran que estas cifras «demuestran, sin género de dudas, que la violencia con resultado mortal en el ámbito de la pareja o expareja es expresión de la violencia de género ». Además, una de las mujeres que mato a su marido fue absuelta por entender el juez que no tenían intención de matarlo.

Según el Código Penal, el asesinato se distingue del homicidio en que debe acreditarse que la muerte se ha producido con alevosía, ensañamiento o para obtener una recompensa.

Algunas expertos vienen advirtiendo de la extrema violencia que refleja la media de puñaladas que asestan los autores de crímenes de violencia de género a sus víctimas, que en 2010 rondaba las 17. De las 40 sentencias condenatorias, 25 fueron por asesinato, frente a las 15 que lo fueron por homicidio, lo que significa que en un 62,5 por ciento de los casos hubo alevosía o ensañamiento. No bastó con arrebatarle la vida a la víctima; también tuvo que sufrir . No constan condenas por homicidio imprudente.

El estudio del CGPJ incluye conclusiones médico-forenses sobre el tipo de arma utilizada para comenter crímenes de violencia de género —se excluyen los cuatro casos de violencia doméstica—. Así, el arma blanca es de nuevo el instrumento más utilizado (43,6 por ciento), pero su uso se ha visto disminuida al producirse un importante incremento de los casos por traumatismos directos (un 28,2 por ciento frente al 9,7 de 2009).

Le siguen la estrangulación a mano y lazo (13 por ciento) y arma de fuego (2,6 por ciento). Los expertos advierten que «las manos como instrumento para acabar por sí mismo con la vida de las mujeres siguen protagonizando un porcentaje significativo de los mecanismos», y que ello refleja que «las conductas homicidas aparecen cargadas de ira y violencia» porque «exigen una proximidad y un contacto estrecho y mantenido con la víctima».