Sánchez inicia el camino que llevó a Polonia hacia el aislamiento europeo
Dos países en rebeldía por problemas con las reglas democráticas corroen a la UE
Enrique Serbeto
Es una pena que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez , no haya podido ver a su colega polaco Mateusz Morawiecki en la reunión del Consejo Europeo, ahora que tienen tantas cosas en común en lo que respecta a sus ambiciones ... de controlar el poder judicial y acelerar al mismo tiempo la llegada de los fondos europeos de reconstrucción.
Morawiecki ha dado positivo por coronavirus, no ha podido asistir a la Cumbre de Bruselas donde estará representado por el primer ministro checo Andrej Babis, así que si Sánchez hubiera querido que alguien le aclare qué significa estar sometido a un procedimiento por el Artículo 7 por falta de respeto a las reglas democráticas hubiera tenido que acudir al húngaro Victor Orban , que también sabe lo que es sentirse aislado y excluido de la vida política comunitaria por actuar en su país con poca delicadeza hacia los mecanismos democráticos ordinarios .
El problema es que el caso de Orban no se parece tanto a lo que está pasado en España como lo que sucede en Polonia, donde la discusión con las autoridades de Bruselas está centrada sobre todo en ese intento por parte del partido mayoritario , el nacional populista Partido de la Ley y la Justicia (PiS).
La principal diferencia -al menos por ahora- es que mientras Pedro Sánchez da la impresión de que está dispuesto a hacer cualquier cosa para recibir los fondos europeos de ayuda a la reconstrucción, los nacionalistas polacos sin embargo siguen dispuestos a bloquear los presupuestos comunitarios si siguen siendo criticados entre otras cosas por su reforma judicial.
Purga en la judicatura
Lo que la Comisión le reprocha a Polonia son acciones mucho más graves que las que hayan podido suceder en España hasta ahora. El Gobierno del PiS, que cuenta con una amplia mayoría, ha purgado a media judicatura con una reforma legal que le permitió mandar a la jubilación anticipada a una cantidad extraordinaria de jueces, ha establecido una legislación que obliga a los togados a manifestar públicamente su pertenencia a asociaciones u organizaciones privadas o que prohíbe a los tribunales juzgar las decisiones administrativas que afecten a sus nombramientos.
El presidente de la República nombró al presidente del Tribunal Supremo , algo que fue recurrido por otros jueces, ha intervenido abiertamente para obtener sentencias favorables del Tribunal Constitucional y ha desobedecido las sentencias del Tribunal Europeo de Luxemburgo cuando ha intervenido en esta polémica. Sin embargo, en este caso la intervención del Gobierno en la elección del Consejo Nacional del Poder Judicial, como se llama en Polonia, han centrado las críticas de más calado de la Comisión, aunque el Gobierno polaco siempre ha dicho que el sistema se había inspirado del que actualmente funciona en España . Antes de ello había decidido fusionar el puesto de fiscal general con el de ministro de Justicia, que es un paso más allá de lo que se ha hecho en España con Dolores Delgado .
Hungría representa un caso diferente. El conservador nacionalista Viktor Orban lleva en el poder desde mayo de 2010, cuando ganó de calle unas elecciones después de una gestión desastrosa del partido socialista. Su problema no son las instituciones, que no necesita reformar porque cuenta con una abrumadora mayoría, sino su continua deriva hacia el totalitarismo . Es también significativo que en el caso de Hungría haya sido el Parlamento el que ha inciado el procedimiento del artículo 7 mientras que sobre Polonia se ha pronunciado la Comisión Europea, con un criterio menos político y más técnico. El partido de Orban ( Fidesz ) ha acabado siendo suspendido de militancia en el PP europeo , mientras que el PiS polaco se ha convertido en líder del grupo conservador del parlamento europeo, después de la retirada de sus antiguos socios británicos.
Un socialismo poco relevante
Obviamente, la oposición tanto en Hungría como en Polonia, apoya las acciones de la Comisión exigiendo el respeto a los principios fundamentales del Estado de derecho. Más concretamente, en Bruselas es el grupo socialista del Parlamento Europeo el que ha sido más activo en esta batalla . La defensa de los valores europeos ha sido utilizada como ariete contra el Partido Popular Europeo , al que incomodaba claramente la crítica contra Hungría, porque los diputados del Fidesz son claves para que el PPE siga siendo el primer partido en la Eurocámara.
En el caso polaco el socio del grupo popular, la Unión Cívica, está también en la oposición y muy señalado por el Gobierno lo que deja al gobierno polaco en una situación algo más incómoda y aislada. Ello a pesar de que los socialistas son ahora mismo poco relevantes en cualquiera de los dos países : un 9% de los votos en las encuestas en ambos casos, mientras que el PiS cuenta con un apoyo del 41% y el Fidesz húngaro supera el 50%. En ningún caso tienen ninguna posibilidad de llegar al poder.
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