Sánchez defiende el cese de Esteban ante el aluvión de críticas: «Hubo un fallo de seguridad»

Sánchez, sin despeinarse, ha defendido la decisión . Ha señalado, y reiterado después, que se produjo un «fallo en la seguridad de las comunicaciones» que ha venido a cargar a Esteban, aunque sin alusiones directas. Pero al mismo tiempo dijo «reconocer» la labor de la exdirectora del CNI y de los 3.000 funcionarios del centro, lo que provocó un gran abucheo en las bancadas de PP, Vox y Ciudadanos (Cs).

La salida de Esteban ha servido una nueva bronca entre Gobierno y oposición, centrando las intervenciones de la número dos del PP, Cuca Gamarra , y del portavoz de Cs, Edmundo Bal . Ambas, sobre la base de que el socialista ha cortado la cabeza de la ya exdirectora de Inteligencia sin motivo: como cabeza de turco para los secesionistas para seguir en el poder, y que al hacerlo está destruyendo las instituciones del Estado.

Gamarra acusó a Sánchez de representar «la degradación absoluta de la política», echándole en cara que pactara con los mismos «a los que el Estado tenía que investigar». La dirigente popular ha advertido a Sánchez que los secesionistas no le eligen como socio «por su valía» sino «por su debilidad», ya que el éxito de ERC y Bildu «pasa necesariamente» por un presidente «dispuesto a socavar desde dentro la instituciones». Algo a lo que según Gamarra «responde» Sánchez.

«G obiernan los independentistas», ha llegado a cargar la dirigente popular. «Sus socios le pedían un chivo expiatorito y usted acata dócilmente», ha atacado al socialista, en línea con el sentir interno de los Servicios de Inteligencia.

En este sentido, la número dos del PP ha añadido que Sánchez conocía perfectamente lo que hacía el CNI. «¿Quién firma la directiva de inteligencia?», preguntó retóricamente a Sánchez. Bal, por su parte, ha acusado al socialista de indignidad por «arrastrar por el lodo» el nombre de Esteban cuando «no pude defenderse» porque trabaja en secreto.

El jefe del Gobierno ha respondido entonces enarbolando la corrupción del PP, el caso Kitchen y la actuación de Génova en el caso Bárcenas. Ha asegurado que ya no hay «mangantes» en el Ejecutivo y que ni las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado ni tampoco el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) operan fuera de la legalidad para «perseguir adversarios» o «cometer hechos delictivos». También ha acusado a los populares de ser una «desgracia» para el país por no apoyar al Gobierno en los momentos más duros.

Tanto Gamarra como Bal han aprovechado para defender con vehemencia la labor de Esteban como «intachable». La número dos del PP ha alertado del peligroso mensaje que envían estos ceses «injustos» por parte del Gobierno: «Quien cumpla con su deber será cesado, pero quien mienta y manipule en beneficio del Gobierno será premiado».

Otra de las figuras sobre las que recaía este miércoles el peso de las explicaciones era la de la ministra de Defensa . Margarita Robles ha entrado en el hemiciclo concluidas ya las preguntas dirigidas a Sánchez, por lo que no ha escuchado ahí las respuestas del presidente a sus interlocutores. Su tono ha diferido del empleado por el jefe del Ejecutivo y básicamente sus intervenciones han servido como reivindicación de las Fuerzas Armadas y los servicios de inteligencia.

Pese a la destitución de Esteban, Robles ha aseverado que no encontrarán a «nadie tan consistente y coherente» como ella misma. El diputado del PP José Antonio Bermúdez de Castro ha criticado el cese de la directora del CNI , asunto que no ha abordado la ministra de Defensa, y ha enviado el apoyo de su partido a los servicios de inteligencia. «Ni usted ni nadie me va a dar a mí lecciones de la defensa de los funcionarios de los servicios de inteligencia y de las Fuerzas Armadas», ha respondido Robles.

Una reacción airada que no comprenden en el PP, desde donde remarcan que el respaldo al CNI era un mensaje hacia los socios del Gobierno que en ningún caso iba dirigido a la ministra. Desde filas populares recuerdan además la férrea defensa de Bermúdez de Castro a Robles en la Comisión de Defensa de la semana pasada, en la que fueron los independentistas, de nuevo, quienes dieron la espalda a la titular de Defensa.

Bermúdez de Castro, en su contrarréplica, ha criticado que Sánchez se haya «sometido» a las exigencias de ERC y de EH Bildu , que se introduzca en la comisión de secretos oficiales a «quienes atacan una y otra vez al Estado y luego no guardan el deber de secreto», y que el PSOE reciba más apoyo del PP que de «la mitad del Gobierno» por la guerra en Ucrania . «El problema no es el CNI, el problema es el señor Sánchez, que gobierna con quienes quieren romper España», ha atizado el parlamentario popular.

Robles, en una alusión indirecta a la operación Kitchen , ha apostillado: «No me voy a remontar a lo que hacían ustedes cuando estaban en el Gobierno porque yo sí tengo sentido de Estado». Aunque era una respuesta al diputado del PP, es inevitable señalar que Sánchez, minutos antes, sí ha sacado a colación esa trama en sus respuestas a Gamarra y a Bal.

El portavoz de ERC en el Congreso , Gabriel Rufián , ha echado en cara a Robles su «patriotismo tóxico» y le ha dicho que «quiere mal» a España. «La cruda realidad es que se ha espiado el teléfono del presidente, del ministro del Interior y el suyo. Usted es la máxima responsable (...). Le pedimos explicaciones y responsabilidades como demócratas», ha afirmado el diputado independentista, a quien Robles le ha pedido que atienda las resoluciones judiciales que mostró Esteban en la comisión de secretos oficiales : «Ahí tiene la máxima transparencia y el máximo cumplimiento de la legalidad».