Stan es ruso y en las últimas semanas las amenazas a su restaurante han sido constantes. La rusofobia también ha salpicado al negocio de Genya en Barcelona, por eso llena las paredes de carteles en repulsa a la guerra para que no quede ninguna duda. ... Son víctimas colaterales de las decisiones de Putin. Ya no sirven sus tarjetas bancarias ni tampoco los convenios universitarios. El doctorado de Alexandra y su visado en Madrid se tambalean. Arrastran el estigma de una guerra que no comparten, porque diga lo que diga su partida de nacimiento ellos también quieren la paz. -Redacción-
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