El candidato socialista aparca el Gobierno y se estrena este sábado con un acto «muy Rubalcaba»

Es el penúltimo capítulo de la campaña que arranca sin fecha fija de elecciones, aunque dicen los analistas que esta renuncia acelera la convocatoria. El episodio cero de un candidato a contracorriente que levanta el telón con un discurso «de un altísimo calado político» ligado a la «idea de país, a la idea de España que tiene Rubalcaba en la cabeza».

Así de prometedor presenta el Partido Socialista a su candidato. Cuenta el partido que «P.» -así escribió su apellido paterno en la última de sus convocatorias- desvelará el sábado «las líneas políticas de la que va a ser propuesta política y programática». Como el Atlantis , Alfredo Pérez Rubalcaba despega mañana a la que pudiera ser su última misión.

El que fuera ministro de Educación y Ciencia entre 1992 y 1993 y de la Presidencia hasta el 96; diputado por Toledo, Madrid, Cantabria y Cádiz; Ministro del Interior, vicepresidente primero y portavoz del Gobierno, afronta desde este sábado la más ambiciosa de sus pretensiones, pero también la más difícil.

Dice Alfredo –solo Alfredo- que lo hará «alejado de los insultos, la crispación, el rifirrafe que marca la vida política en la actualidad», siendo a cambio «propositivo, constructivo, positivo y realista». Pero Rubalcaba sabe que rema contracorriente. Los sondeos le auguran que nunca pasará de candidato.

Fontanero de lujo y perro viejo, aspira a darle la vuelta al marcador. Ha dejado el Gobierno con varias pinceladas de un populismo poco frecuente en las últimas horas de Zapatero al frente del Ejecutivo. Si el «ZP» de la Alianza de civilizaciones, de los 400 euros por cabeza, de los 2.500 por bebé, del café (finalmente cortado) para todos se fue diluyendo a base de darse de bruces con la realidad, a Pérez Rubalcaba no le queda otra que resucitar el espíritu de la ficción.

Mañana desvelará sus «objetivos y prioridades políticas», pero a buen seguro incidirá en el discurso que varios miembros de su partido han empezado a dejar grabado ante los micrófonos.

El acto de su «escuchar, hacer, explicar…» comienza dando portazo a un PSOE desconcertado tras su contundente derrota en las urnas , pero también con la carga de esperanza de la subida masiva al remate cuando el partido está aparentemente perdido de antemano. Sin Hollywood ni fuegos artificiales, el de Cantabria arranca campaña.