ETA iba a robar una flota de coches para asaltar después un polvorín o una armería

Los expertos consideran que el elevado número de etarras y de vehículos recuerda los asaltos de Plevin y Vauvert. La banda, escasa de explosivos

ETA iba a robar una flota de coches para asaltar después un polvorín o una armería

Hasta diez etarras pudieron intervenir en el robo de seis vehículos de alta gama que terminó con el asesinato del agente Jean-Serge Nérin, de 52 años, primer policía francés que se suma a la larga lista de víctimas mortales de ETA. Ante este amplio ... despliegue, los investigadores creen que el objetivo de los criminales era hacerse con una «flota de coches» para luego asaltar algún polvorín o armería con el fin de abastecer sus almacenes, maltrechos después de los últimos golpes propinados a su red de «zulos» de España y Francia, a la base logística de Portugal con la incautación de 1.500 de explosivos y a la fábrica de pentrita de Arrone en Francia.

Los investigadores sospechan que los etarras estaban robando coches para realizar de forma inminente un golpe similar al realizado en 1999 en Plevin, en el que se apoderaron de nueve toneladas de dinamita, o al cometido en 2001 en un polvorín de Grenoble, en el que se apoderaron de 1.500 kilos de explosivos. También ETA hizo un despliegue de medios para el robo cometido en la armería de Vauvert en octubre de 2006, en pleno proceso de negociación con el Gobierno de Zapatero. De momento, los investigadores descartan que el destino de los coches de alta gama hubieran sido los «comandos» que actúan en España, pese a que ETA ha elevado su habitual nivel de amenaza coincidiendo con la presidencia española de la UE y ante la proximidad del Aberri Eguna -domingo de Resurrección- y de la Semana Santa, fechas sensibles, en las que se dispara el riesgo. Los expertos antiterroristas destacan que ETA «tiene necesidad» de hacerse con medios para seguir su ofensiva criminal. Recuerdan, en este sentido, la detención el 15 de abril de 2009 de la pistolera Itxaso Legorburu cuando, en compañía de otro etarra que consiguió darse a la fuga, estaba vigilando una armería de un municipio situado a 80 kilómetros de Poitiers.

Las investigaciones han permitido, tras la confusión del primer momento, reconstruir la sucesión de hechos que terminó con la muerte del agente y la detención del etarra Joseba Fernández Aspurz, que iba armado con una pistola Smith and Wesson del calibre 357 magnum, procedente del robo de Vauvert.

El tiroteo que acabó con la vida del policía -uno de los tres proyectiles burló el chaleco antibalas, le entró por la axila y le atravesó el tórax- tuvo como prólogo el robo de los seis turismos de alta gama en el concesionario Auto Contac, situado en Dammarie Les-Lyes, localidad a 60 kilómetros de París y 800 de la frontera con España. No se trata de un «territorio ETA» y tampoco existen precedentes de un robo de vehículos de estas características, ya que desde siempre el procedimiento para abastecerse de coches ha sido los robos individuales en la calle.

Atado y amordazado

Según los expertos, los etarras preparaban un «objetivo concreto» y para eso constituyeron un «comando» especial, que a las siete de la tarde del martes irrumpió en el concesionario. Cuatro terroristas, entre ellos una mujer rubia, encañonaron al único empleado que había en ese momento en el establecimiento, para seguidamente atarlo y amordazarlo.

Una vez reducido el empleado, los terroristas se apoderaron de media docena de vehículos de alta gama en los que se dieron a la fuga, de lo que se desprende que en la puerta del concesionario se encontraban como mínimo dos etarras más. El trayecto de huida no fue largo. A medio kilómetro del concesionario, en un camino forestal, fueron descubiertos por una patrulla de la comisaría de Dammarie Les-Lyes formada por cuatro agentes, que estaban realizando una ronda de inspección después de que en la dependencia policial se hubiera recibido la denuncia del robo de los seis vehículos.

Cuatro de los terroristas fueron sorprendidos cuando repostaban los turismos robados -de la marca BMW- con garrafas de gasolina. Uno de los agentes se acercó a los sospechosos para identificarlos, y en ese momento uno de los etarras intentó hacer uso del arma que portaba, pero los policías consiguieron reducirlo, al igual que a los otros tres.

Cuando los agentes acababan de colocar las esposas a Joseba Fernández Aspurz llegaron a la zona uno o dos vehículos, y desde el interior de uno de ellos salieron los disparon que acabaron con la vida de Jean-Serge Nérin. Dos proyectiles impactaron en el chaleco antibalas, pero el tercero pasó bajo la axila y llegó al tórax del policía.

Después de los disparos, uno de los etarras fue recogido por uno de los coches que acababan de llegar a la zona, mientras que otros dos se dieron a la fuga a pie. Se cree que uno iba esposado.

La Policía francesa ha recuperado cinco de los coches sustraídos, y queda por localizar un Renault Space tipo monovolumen que podría haber sido utilizado en la fuga. Ahora la Policía Científica trabaja con ahínco en el hallazgo de huellas que pongan nombre a los autores del asesinato del agente Jean-Serge Nérin. Los servicios antiterroristas buscan también en la zona un local que los criminales pensaban utilizar para doblar las matrículas.

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