Presos de ETA enfermos, molestos por el «trato de favor» a Elena Beloki

Beloki fue excarcelada el pasado 1 de julio para someterse a un tratamiento de fecundación in vitro. En una vista celebrada el 1 de octubre a puerta cerrada, la Sección Tercera de la Sala de lo Penal decidió mantener en libertad bajo fianza de 6.000 euros a quien fue responsable de comunicación del «aparato internacional» de ETA (Xaki). Todo ello pese a que el pasado mes de noviembre había sido condenada a 13 años de cárcel por pertenencia a la banda. La excarcelación se llevó a cabo en contra del criterio de la Fiscalía, que esgrimía riesgo de fuga, y, con anterioridad, en contra del parecer de Instituciones Penitenciarias. Beloki no sólo no ha dado muestras de arrepentimiento por su reciente pasado al servicio de ETA, sino que es, además, reincidente, ya que tras cumplir en su día una condena en Francia, fue posteriormente detenida y sentenciada en España como responsable del frente internacional de la banda.

La generosidad de la que ha sido objeto la etarra suscitó la indignación de la opinión pública en general y de la población reclusa en particular, ya que presas que cumplen condena por delitos comunes también han expresado su deseo de someterse a un tratamiento de fertilidad, sin que por este motivo hayan quedado en libertad condicional. Los familiares de presos de ETA sí han mostrado malestar por lo que se considera un agravio comparativo, según han detectado medios relacionados con Instituciones Penitenciarias.

El caso es que la asociación de familiares de presos etarras Etxerat viene reclamando desde hace años la libertad condicional para aquellos reclusos con enfermedades de cierta gravedad. Tanto Instituciones Penitenciarias como el Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria no han atendido estas demandas, aunque estos presos tienen asegurado su correspondiente tratamiento sanitario, como corresponde a un Estado de Derecho. En cambio, Beloki no ha figurado en ninguna lista de presos etarras para los que Etxerat ha pedido la libertad, de lo que se desprende que su excarcelación ha sido consecuencia de una iniciativa unilateral, a espaldas del resto de presos y de la dirección de la banda, como en su día hizo De Juana Chaos.

El número de estos reclusos es cambiante. Sin embargo, en un informe de septiembre, Etxerat aseguraba que «actualmente, catorce de nuestros familiares presos/as padecen enfermedades graves e incurables: trastornos sicológicos, episodios epilépticos generalizados, diabetes agravadas por la edad y por otras enfermedades, cánceres... Se ha pedido su libertad condicional o provisional, pero en el caso de las y los presos vascos el derecho a la libertad condicional es sistemáticamente denegado».

¿Es voluntaria la omisión en la que incurre Etxerat del caso Beloki? Cuando quedó cerrado este informe, la responsable del «aparato político» de ETA llevaba ya dos meses en libertad. O, ¿acaso esta asociación de familiares de etarras no la considera dentro del colectivo de presos políticos vascos?

Uno de los casos de presos con enfermedades graves que no obtienen la libertad provisional, a diferencia de Beloki, citados por Etxerat, es el de Jon Agirre Agiriano. Según el informe, padece artrosis generalizada en ambas caderas, hernia discal, diabetes mellitus y a consecuencia de la misma miopía en ambos ojos, hipercolesterolemia, hiper-gliceridemía y grave riesgo de infarto de miocardio, entre otras dolencias. Este etarra ha cumplido las tres cuartas partes de su condena, circunstancia que no se da en Beloki. Por su parte, el preso José Ramón Foruria Zubialde padece un cáncer de vejiga y las también internas etarra María Dolores Gorostiaga y Gotzone López de Luzuriaga tienen cáncer de pecho.

Cáncer y linfoma

Juan José Rego Vidal, a punto de cumplir los setenta años, presenta una patología cerebro vascular desde 1988, diabetes mellitus e hipertensión. En julio de 2007 el especialista recomendó la intervención de la próstata. Recientemente ha sido trasladado a una cárcel del País Vasco, pero, a diferencia de Beloki, sigue entre rejas. Igual que el interno terrorista Josu Uribetxebarria Bolinaga, a quien le fue extirpado el riñón izquierdo como consecuencia de un cáncer. Según el informe de Etxerat, el riesgo de que su enfermedad se desarrolle es de un 51 por ciento. El Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria denegó la libertad condicional que había solicitado.

Mikel Ibáñez Oteiza padece linfoma en el testículo derecho, además de diabetes mellitus y reuma. El 16 de abril de 2008 entró en coma hipo-glucémico causado por la diabetes y la anemia y fue ingresado en la UCI del Hospital Gregorio Marañón. Fue durante su ingreso cuando le diagnosticaron un tumor en el testículo. Ahora cumple prisión atenuada tanto en el domicilio familiar como en el Hospital Donostia. Pero no ha logrado la libertad condicional que disfruta Beloki.

El etarra Pello Sánchez Mendaza espera juicio en la cárcel de La Santé, en Francia. Padece doble lesión aórtica con riesgo de rotura de aneurisma de aorta, arritmia maligna, insuficiencia cardiaca e infarto y riesgo de muerte súbita, según el citado informe. El Juzgado de Apelaciones de París denegó su solicitud de libertad.

Hay en la lista de Etxerat otros tres presos con trastornos obsesivo-compulsivos, delirios, crisis con episodios violentos. Además, la asociación se refiere a otros dos internos etarras, cuyos nombres no facilita por expreso deseo de estos, «que sufren enfermedades psíquicas». Todos reciben tratamiento, pero en régimen penitenciario.