Esteban González Pons, el altavoz del PP, no tendrá ministerio

Estudiante en un colegio de Jesuitas valenciano, se matriculó posteriormente en la Facultad de Derecho de la Universidad valenciana, una sede educativa en la que hizo su Doctorado en Derecho Constitucional en 1990 y luego impartió clases de esta asginatura al tiempo que ya ejercía como letrado. Como él mismo dice, le acabó picado «el gusanillo de la política», merced a la instigación de sus compañeros de aula. Afiliarse al Partido Popular y ser elegido en 1993 el senador más joven de España fue todo en uno. Una década después volvió a la Comunidad Valenciana a las órdenes de Francisco Camps. En mayo de 2007 Esteban González Pons fue elegido parlamentario en las Cortes Valencianas y ya allí ejercía de portavoz del Grupo Popular en la Cámara, pero deja su escaño para encabezar la lista del PP por su provincia natal

Desde las elecciones de marzo de 2008, el parlamentario valenciano ocupa un lugar destacado en la bancada popular del Congreso de Madrid, justo en la fila posterior al hoy presidente del Gobierno. El oriundo de la tierra levantina fue una de las voces más sobresalientes de apoyo a Mariano Rajoy en el Congreso que se celebró en la primavera de 2008 en la Ciudad del Turia, donde el gallego tomó las riendas del PP y lo condujo en 2011 al Ejecutivo central con mayoría absoluta.

Dentro de Génova, González Pons mantiene buenas relaciones con el propio Rajoy o Javier Arenas, a quien no duda en calificar como «uno de los dos o tres mejores políticos que hay en España». Su liderazgo en el cuartel general de los populares se vio incrementado ostensiblemente desde 1999 a 2003, como parte del Comité Ejecutivo Nacional, y secretario Ejecutivo de Política Autonómica (1999-2001). Medró hasta ser el «José Blanco de Génova» tras ese XVI Congreso Nacional de los populares, cuando fue nombrado vicesecretario general de Comunicación del PP.

Desde ese lugar, no ha esquivado poner voz a los silencios o encierros del líder del partido, «dueño de sus tiempos» como se reconoce («ningún presidente explica su programa en rueda de prensa», afirmó), y se ha manifestado en asuntos espinosos, como las escuchas de Sitel (en el PP hablan «en clave por móvil porque se sienten espiados», apuntó), el movimiento del 15-M (se dijo «un político indignado con los indignados» de este colectivo y no albergó dudas en vincular a parte de «Democracia Real Ya» con «la extrema izquierda» del PSOE), el relevo de Zapatero (le deseó «más suerte en la vida privada de la que él y España han tenido en la vida pública» y también señaló que «Zapatero está en causa de despido procedente y sin indemnización») y, sobre todo, ha sido el gran púgil en las filas populares contra la sangría del paro acumulada en los últimos años. «Con cinco millones de parados y un poco de vergüenza lo normal es irse», salpimentó el anuncio del leonés de que dejaba paso a la nueva hornada del PSOE al frente de la lista a las elecciones generales y, a la postre, de la Secretaría General de Ferraz.

Confiesa tener tres pasiones muy peculiares: la tecnología (lo demuestra en las redes sociales), la naturaleza y la libertad.