La pandilla madrileña de Nuevas Generaciones de Casado, Carromero y Ayuso: de la unión a la ruptura
Hasta la pandemia, seguían siendo compañeros de confidencias nocturnas; ahora la situación entre ellos ha estallado
Aguirre: «Cuando conocí a Pablo le dije que informalizara su indumentaria y su peinado; Ayuso era una chica muy lista»
Casado se prepara para anunciar su dimisión en las próximas horas
En directo | Crisis del Partido Popular
Ayuso, Camins, Aguirre, Casado y Alcayde exhiben su unidad en torno a la presidenta autonómica recién investida en 2011
El Partido Popular de hoy no se entendería sin repasar la historia de ese grupo de universitarios, de ideología más liberal que conservadora, que a partir de 2004 sienten con fuerza la llamada de la política en Madrid, para hacer frente a las ... políticas 'zapateristas', y encuentran la mejor plataforma para su activismo en la sección juvenil de una organización que lidera en ese momento Esperanza Aguirre . Nuevas Generaciones de Madrid fue la rampa de lanzamiento de políticos como Pablo Casado , Isabel Díaz Ayuso , Ana Camins y Ángel Carromero , protagonistas años más tarde de una lucha interna sin precedentes en la democracia española .
La amistad de la 'pandilla' de Nuevas ha durado lustros. Justo antes de la pandemia, aún eran compañeros de confidencias nocturnas, con taberneo incluido. No era raro ver a Ayuso, Camins y Carromero en las noches madrileñas. «Todo se torció en el último año y medio» , recordaba en noviembre uno de los 'pandilleros', que señala como responsable al entorno de Ayuso, y en concreto a su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez . De los lazos de amistad pasaron a la desconfianza e incluso al bloqueo de alguno de ellos en el móvil de la presidenta, caso de Carromero, con una guerra por el control del partido en Madrid, mientras Aguirre, sin cortarse, señalaba a los 'chiquilicuatres' de su formación.
Tras unos meses de calma por el 'alto el fuego' decretado de forma tajante por Casado, harto de las batallas en el partido que desvían la atención de 'lo importante', es decir de la oposición a Sánchez, en el PP, la disputa ha estallado con dureza . El miércoles pasado, 'El Confidencial' y 'El Mundo' desvelaron que fontaneros de Génova habían contactado con detectives privados para investigar a Tomás Díaz Ayuso, hermano de la presidenta de la Comunidad de Madrid. La tensión entre Génova y la Puerta del Sol estalla, y el entorno de Díaz Ayuso comienza a preparar una respuesta. Fue el punto de partida de una escalada que llevó a Génova a acusar al hermano de la presidenta de cobrar elevadas comisiones por la compra de mascarillas en plena pandemia; y culminó el domingo con una masiva manifestación para pedir la dimisión de Casado y de su mano derecha, Teodoro García Egea . El propio Carromero anunció su dimisión el jueves de su cargo en el Ayuntamiento de Madrid por el supuesto espionaje a Ayuso .
Asesores de los sénior
En los meses previos a la actual crisis se habían consolidado dos ideas. Primera: es incuestionable la fortaleza de Ayuso y el tirón electoral que tiene, no solo en Madrid, con un estilo llano, directo y natural que ha logrado conectar con millones de personas y ha reactivado el partido. Segunda: detrás del enfrentamiento entre Sol y Génova hay un pulso claro de poder. Y ese pulso lo están echando personas que en sus inicios políticos hicieron piña por una causa común: plantar cara a Zapatero desde la 'fortaleza' que representaba entonces el PP de Madrid de Aguirre, con Rajoy como jefe de la oposición. De la unidad de la juventud han pasado ahora al enfrentamiento, y algunos no dudan en hablar de 'traición'. «Duele más cuando ocurre entre amigos, porque somos los de siempre» , comenta uno de los miembros de ese 'clan' madrileño de Nuevas. «Trabajamos juntos contra Zapatero, y ahora frente a Sánchez, pero parece que algunos han olvidado de dónde venimos».
En 2005, Casado se presentó al congreso de Nuevas Generaciones de Madrid con una 'madrina' muy especial: Esperanza Aguirre
Con 19 años, Pablo Casado (Palencia, 1981) estudiaba Derecho en la Universidad Complutense, cuando empezó su relación con Nuevas Generaciones de Madrid, a través de su colegio mayor, en el distrito de Moncloa. Se encargó de la comunicación de manera muy activa, con una publicación, 'Nueve, mueve', que le sirvió para tener sus primeros contactos con dirigentes políticos. Así conoció a Alfredo Prada, cuando este era vicepresidente del Senado, con Esperanza Aguirre como presidenta. Casado mantuvo una conversación con Prada, que quedó impactado por ese joven proactivo, de ideas claras y buen comunicador. Tanto fue, que a partir de 2003, cuando Aguirre lo nombró vicepresidente segundo y consejero de Justicia e Interior, fichó a Casado como asesor parlamentario.
En 2005, Casado se presentó al congreso de Nuevas Generaciones de Madrid, en Móstoles, con una 'madrina' muy especial: Esperanza Aguirre. Atrás habían quedado otros posibles candidatos, apoyados por familias clásicas del partido, como los ratistas. Javier Moreno Rebate y Antonio González Terol, otro clásico de la época y ahora vicesecretario de Política Territorial con Casado, tuvieron que dejar paso al 'mirlo blanco' por el que apostó la 'jefa', Esperanza Aguirre , cuyo poder e influencia en el PP crecía a pasos agigantados. Esa especie de 'tercera vía' de Casado volvería a triunfar años después, en el verano de 2018, en las primarias del partido para elegir al presidente nacional, frente a pesos pesados como Soraya Sáenz de Santamaría o María Dolores de Cospedal. En estas primarias, la 'pandilla' que tuvo su origen en Nuevas Generaciones de Madrid se volcó para llevar a su 'jefe' a la victoria, como así ocurrió, y todos se conjuraron para hacer frente al 'sanchismo' naciente y situar a Casado en La Moncloa lo antes posible.
Pero volvamos a 2005. Casado llegó al liderazgo de Nuevas Generaciones de Madrid con la idea de hacer oposición directa y en la calle a Zapatero. Quería una organización activa, ruidosa y referente dentro del partido, muy presente en los debates de actualidad: para la secretaría general contó con su amiga Ana Camins, a la que había conocido en la Asamblea madrileña, cuando esta era asesora de la presidenta, Concepción Dancausa, y él asesor de Prada. De asesor a asesora, compartieron muchas horas de debate en la cámara madrileña.
En ese primer equipo de Nuevas Generaciones, Casado dejó la comunicación y las 'nuevas tecnologías' en manos de Isabel Díaz Ayuso, una joven periodista experta en redes sociales, a la que había conocido durante su activismo en el distrito de Moncloa. Desde ese momento se creó un lazo entre ellos, y Casado siempre contaría después con Ayuso a lo largo de su trayectoria política . La última vez fue en 2019, cuando en contra del criterio de muchos en el PP, decidió que fuese ella la candidata a la Comunidad de Madrid.
Egea, Almeida, Ayuso y Casado celebran la victoria en los comicios madrileños del 4M de 2021
En la primera ejecutiva de Casado en Nuevas Generaciones también entró Diego Sanjuanbenito , su actual jefe de gabinete, como responsable de formación, tras encargarse de la ponencia ideológica en el congreso. Otro de sus amigos, Germán Alcayde, estuvo junto a Casado en los primeros años y acabó en el gabinete de Aznar. Uno de los protagonistas de esta historia de amistad y activismo político es Ángel Carromero , algo más joven que el resto, y que entraría en escena unos años después. Carromero se afilió al PP con 16 años y conoció a Casado en 2001. La sintonía entre ambos fue inmediata, y la confianza mutua se ha mantenido hasta hoy. Años después, apenas con 21, se incorporaría al área de Organización, a las órdenes de Camins, y todos se hicieron inseparables.
Al frente de Nuevas Generaciones, Casado se echó literalmente a la calle contra las políticas de Zapatero, sobre todo en lo relacionado con su política antiterrorista y la excarcelación de etarras. La acampada en la Castellana, frente al Ministerio del Interior, para protestar contra la liberación del sanguinario De Juana Chaos, fue uno de los hitos de una organización juvenil que, desde Madrid, se movió por toda España para estar siempre junto a las víctimas. Mientras sus amigos 'normales' vivían la noche madrileña hasta la madrugada, ellos se levantaban a las cuatro de la mañana un sábado para irse hasta Vitoria, o donde hiciese falta, para apoyar al PP vasco y a las víctimas y mostrar su rechazo al Gobierno. «Eso acaba uniendo».
«Ayuso ya existía durante esos años, pero no mucho», comenta un dirigente del PP
Esperanza Aguirre conoció a todos cuando daban sus primeros pasos políticos. « Alfredo Prada me habló de Pablo Casado , y recuerdo que le dije lo mismo que me dijo a mí Javier Arenas cuando pasé de ser presidenta del Senado a candidata a la Comunidad, que tenía que informalizar mi indumentaria, y eso se lo transmití a Pablo, sobre todo con el peinado. Iba muy de asesor, y se iba a presentar al congreso de Nuevas Generaciones», comenta a ABC. « Tuvo un discurso verdaderamente extraordinario en ese congreso y encandiló a todos, también a Aznar, fue muy beligerante con la izquierda», asegura Aguirre, quien destaca la «extraordinaria labor de oposición de Nuevas Generaciones, con Pablo a la cabeza, frente al Gobierno de Zapatero». Aguirre recuerda cómo Casado le preguntó si debía dejar de ser diputado autonómico para ser asistente de Aznar, y ella le dijo que no lo dudara: «Iba a ser un máster político impresionante para él».
«Yo le apoyé a lo largo de toda su trayectoria, no me arrepentí nunca, sino todo lo contrario, y volví a hacerlo en el congreso de 2018, para ser presidente nacional. Pensé que era lo que el PP necesitaba, y lo sigo pensando, a pesar del error que están cometiendo con Ayuso , pero seguro que lo arreglarán».
«Ayuso tenía grandes dotes»
Sobre Ayuso, recuerda así sus orígenes: «Ya trabajaba en Génova cuando yo llegué como presidenta. Era una chica muy lista , y muy guapa por cierto, y estupenda, y yo creo que con grandes dotes para la política, como ha demostrado luego». «Era una gran experta en redes sociales, y mi jefe de gabinete la fichó para esa tarea, porque yo no tenía ni idea de eso», explica.
Pero si hay alguien que podría considerarse 'criatura' política de Aguirre, ese es José Luis Martínez-Almeida: « No estaría en política si no fuera por mí . Le fiché porque necesitaba un jurista para enfrentarme a Gallardón cuando quería talar los árboles del Prado. Es un tío extraordinario», concluye. Este martes, el propio Almeida ha anunciado su dimisión como portavoz nacional del PP, en el último episodio de una crisis hasta ahora inédita en la política española .