Lucha contra la droga y el contrabando: La falta de medio aéreos desploma la operatividad de Vigilancia Aduanera

El único helicóptero que hasta el viernes estaba en servicio operaba desde la base de Almería –el litoral andaluz es una zona crítica en el tráfico de drogas y el contrabando–, pero era claramente insuficiente para atender la demanda de operaciones. La Agencia Tributaria también admite que en las últimas semanas solo ha tenido un aparato operativo.

Se trata de un tema muy delicado porque estos medios aéreos son los ojos de los agentes que actúan desde tierra y a bordo de las embarcaciones de Vigilancia Aduanera , «y ahora trabajan, si no ciegos, sí tuertos», explican de forma gráfica las fuentes consultadas. Su misión es, por una parte, detectar barcos o lanchas sospechosas a partir de la información que suministran sus compañeros y, por otra, participar directamente en operaciones de persecución, como fue el caso de julio.

«El número de servicios ha caído de forma muy significativa», explican los mismos medios, que cifran ese descenso en más de la mitad. Algo normal si se tiene en cuenta que las capacidades en este aspecto habían disminuido un 80 por ciento hasta este fin de semana. Si no hay un descenso mayor de la operatividad es porque se ha exprimido al máximo al único helicóptero disponible hasta ahora, aunque eso tendrá consecuencias a la larga , ya que deberá pasar antes por una revisión –se realizan en función del número de horas de vuelo–, y el problema de falta de medios seguirá cronificado.

« Los narcos saben que el SVA vuela menos ; tienen sus informadores y además controlan las bases para dar cuenta de cuándo despegan los aparatos, así que por supuesto tienen muy en cuenta lo que sucede para tomar sus decisiones», precisan las fuentes. En otras palabras; las redes criminales son conscientes de que en esta última época es más fácil introducir los alijos y actúan en consecuencia.

Aunque ha sido estas semanas cuando la situación ha alcanzado su punto crítico, los problemas se arrastran desde que la mesa de contratación de Subdirección de Logística de Vigilancia Aduanera hizo la última adjudicación para el mantenimiento y gestión de los helicópteros de la Agencia Tributaria por más de 22,5 millones de euros, un contrato que tiene dos años de duración más otros dos de prórroga si no hay problemas. Este proceso, según pudo saber ABC, no ha estado exento de polémica. Con ese dinero la adjudicataria tiene que poner las tripulaciones –en los aparatos van un piloto, un copiloto, y el observador, funcionario de aduanas, por tanto ajeno a la empresa– y hacerse cargo del mantenimiento de los aparatos.

La empresa elegida fue Eliance , que tenía que haber empezado a operar en octubre del pasado año. Sin embargo, al no contar en ese momento con los medios técnicos y humanos necesarios para dar el servicio –algo difícilmente entendible, según todas las fuentes consultadas– no empezó su actividad hasta marzo pasado. Todos esos meses los tuvo que cubrir, por obligación, la anterior adjudicataria, que llevaba muchos años dando ese servicio.

Pero ni siquiera desde marzo se ha conseguido alcanzar la normalidad en el servicio. Aunque los helicópteros del SVA tienen cuatro bases operativas –la ya citada de Almería, Los Barrios (Algeciras), Vigo y San Javier (Murcia)–, en todo este tiempo las dos últimas no han funcionado. Las tres primeras, por obligación contractual, deben estar en funcionamiento las 24 horas de los 365 días del año, mientras que la de San Javier tiene que estar abierta 150 días, también las 24 horas. Si la situación se acercara a la normalidad, siempre tendría que haber dos aparatos en Andalucía –uno por base–, y otro más en Galicia . La Agencia Tributaria explica que los inconvenientes de esta última se intentan paliar con un avión de Sasemar. Pero no está operativa, El número de horas de vuelo perdidas –y por tanto la caída de la operatividad– es fácil de imaginar. Hasta ahora, como se ha señalado, solo se trabajaba desde la base de Almería.

Pero hay otras dificultades añadidas. La flota de helicópteros del SVA está formada por tres aparatos Dolphin –uno de ellos es el que se estrelló en julio– y un MBB BK 117-B2. El caso de este último es especialmente doloroso, porque se encuentra en perfecto estado para volar. El problema para no hacerlo es que Eliance carece tripulaciones preparadas para pilotar ese modelo , a pesar de lo cual la mesa de contratación no vio inconveniente en adjudicarle el servicio. El aparato está en Cuatro Vientos.

La Agencia Tributaria asegura que los pilotos, la mayoría de los pilotos proceden de la anterior adjudicataria y vieron caducadas sus habilitaciones para este modelo en la última etapa del anterior contrato. Ello hizo necesario contratar un curso de rehabilitación de sus licencias, lo que requiere un instructor del modelo para entrenamiento en vuelos. Al tratarse de un aparato de cierta antigüedad, fue necesario enviar a las tripulaciones a Alemania al localizarse allí un instructor para este modelo. Durante la estancia, los pilotos tuvieron que confinarse por un caso de Covid y están a la espera de nueva fecha para la instrucción, prevista para la tercera semana de agosto. Lo que no se explica es por qué se dio la adjudicación sin que los pilotos, y por extensión Eliance, tuvieran resuelto ese problema.

Y aún queda un último asunto. Hasta el viernes había un helicóptero pasando la correspondiente revisión. Pues bien, según las fuentes consultadas por ABC, desde que se hizo cargo la nueva adjudicataria estos procesos técnicos se prolongan bastante más que antes, lo que también afecta a la operatividad del servicio . De hecho, el Dolphin que estaba hasta este fin de semana en esa situación lleva de baja desde mediados de marzo.

La Agencia Tributaria admite que la previsión inicial era que esas operaciones duraran mes y medio, pero justifica la demora en que se detectaron superficies con la corrosión típica en aparatos que vuelan sobre el mar y fueron necesarios trabajos y repuestos adicionales. Aun así, seis meses se antoja un plazo excesivo. «La situación es crítica», explican las fuentes consultadas, que tampoco se explican cómo es posible que se hiciera una adjudicación de esa envergadura sin que la empresa elegida garantizase plenamente que podía dar el servicio.