Ignacio González atacaba a Rajoy mientras preparaba su viaje «de negocios» a Colombia

Cuando González toma la palabra, mientras su jefa abandona la sala, en lo que fue considerada una auténtica «moción de censura» a la gestión de Rajoy, el político madrileño al que el juez Eloy Velasco ha mandado a la cárcel ya ha puesto en marcha algunos negocios y operaciones inmobiliarias de difícil compatibilidad con un puesto público como el que ostenta, y según la investigación, no estarían lejos las comisiones por el tren «fantasma» que uniría Navalcarnero con Móstoles, cuya primera piedra puso ese mismo año la presidenta regional.

El día en que espeta a Rajoy en su cara su «relativismo, oportunismo cortoplacista acomplejado y tactismo» y le exige que defienda los «principios del PP», prepara un viaje que hará el 30 de agosto, es decir menos de tres meses después, a Cartagena de Indias (Colombia) acompañado de Ildefonso de Miguel, gerente del Canal de Isabel II, y Edmundo Rodríguez Sobrino, su persona de confianza en Latinoamérica, consejero de «la Razón» en estos momentos, y desde ayer compañero de González en la cárcel de Soto del Real .

Meses después, un dossier de espionaje con decenas de fotografías y documentos de ese periplo son ofrecidos por la cadena Ser. La justicia investigará sin resultados conocidos quién prepara esa vigilancia pero, según esas informaciones, los acompañantes de González hablan de «un bufete panameño y un banco suizo» (curiosamente, años después Rodríguez Sobrino aparecería citado en los papeles de Panamá) . Además, llaman la atención unas instantáneas en las que se ve al expresidente madrileño con grandes bolsas de plástico, que la versión oficial justifica como «portadoras de ropa sucia para la tintorería» pero que dieron pie a todo tipo de especulaciones, incluyendo la de que contuvieran dinero. De hecho uno de los detectives habló de comisiones de «un millón de dólares por obra», a través «de empresas radicadas en Colombia y en Santo Domingo». Para González, al que el juez Velasco atribuyó ayer manejo habitual de dinero en efectivo, fue una auténtica obsesión saber quién le había filmado.

Pero ese espionaje del que presuntamente fue víctima González, no fue el único en Madrid. Cuando reprocha en el comité ejecutivo a Rajoy que no debemos «parecernos a nuestros adversarios ni ser su segunda marca en los planteamientos ideológicos ni tener complejos de falsa progresía», asesores de seguridad, que los investigadores vinculan a la Comunidad, han hecho seguimientos a dos políticos regionales, alineados con Rajoy: el consejero de Justicia, Alfredo Prada, y la mano derecha de Alberto Ruiz-Gallardón, Manuel Cobo .

Dos testigos de aquel comité recuerdan la socarronería del presidente al oír a González en Génova: no iba a aceptar lecciones morales de quien, ya se sabía, no era un ejemplo precisamente. Por eso, siete años después y con sombras cada vez más oscuras sobre su gestión, Rajoy aparta al sucesor de Aguirre de la carrera a las elecciones autonómicas de 2015.