Garicano apostó por Igea y ganó: la caída del equipo regional de Cs

El pasado 21 de febrero Clemente aún era presidenta de las Cortes de Castilla y León y portaba en su cartera el carnet de militancia del Partido Popular. Una foto suya con miembros de Cs en un restaurante el 25 de enero lo precipitó todo . Clemente dimitió como presidenta de las Cortes y anunció que abandonaba su afiliación al PP. Solo tres días después el Comité Ejecutivo de Ciudadanos aprobaba su incorporación como «independiente», y el Consejo General del partido lo avalaba al día siguiente.

Ninguna de las dos votaciones salió adelante por unanimidad. Y es que en el seno del partido liberal, en el que no es frecuente que haya voces críticas, surgieron dudas razonables en torno a la figura de Clemente . El más convencido en la feroz oposición a su fichaje fue Francisco Igea , responsable de Sanidad del Comité Ejecutivo y único diputado de Cs en el Congreso por toda Castilla y León. El vallisoletano vio en la segoviana, con veinte años ocupando cargos con el PP a las espaldas, una seria amenaza a la «regeneración» que siempre ha promovido su formación.

Fue entonces, tal y como él mismo explicó posteriormente, cuando decidió dar un paso al frente y presentar su candidatura en las primarias del partido para optar después a presidir la Junta castellanoleonesa.

El primero en apostar por él y el que lo hizo de forma más tajante y valiente fue el responsable económico del partido, Luis Garicano , que siempre ha sido un hombre de confianza de Rivera. Esto abrió una situación sin precedentes en el partido, y es que hasta ese momento las primarias se limitaban a la pugna entre un candidato oficialista y muchos otros afiliados de base sin notoriedad ni apoyos de calado. Igea era miembro de la Ejecutiva y contaba con el respaldo explícito de uno de los integrantes más cercanos al líder liberal.

El tiempo ha dado la razón a Igea, que llamó personalmente a Rivera para advertirle de que cometía un «error» con Clemente, y a Garicano, que se desvivió por él en la campaña de primarias. Ahora, en tan solo cinco días, han abandonado la política tres puestos claves en Castilla y León. El primero, el mismo lunes que se «corrigió» el pucherazo, fue el secretario de Comunicación autonómico, Pablo Yáñez , que además era miembro de la Ejecutiva como responsable de Cooperación Internacional. Lo siguió el jueves Pilar Vicente , que era portavoz municipal en Valladolid e iba a ser la candidata a alcaldesa. Y ayer se confirmó la dimisión de la que es por el momento la tercera y última en caer: la coordinadora pucelana, Raquel Alonso .

«Acabo de presentar mi dimisión como coordinadora de Cs Valladolid. Agradeceros a todos estos dos años maravillosos que he disfrutado a vuestro lado, con la mejor intención de aportar, colaborar y crecer juntos», apuntó Alonso en la red social Twitter , en el que fue su único comentario.

Este es un patrón común también en los tres movimientos. Solo Yáñez ha dicho públicamente que su renuncia está relacionada con la derrota –tras la intervención de la Comisión de Garantías y Valores– de Clemente, a la que se sumaron los tres dimitidos en las primarias. Nadie menciona los 82 votos fraudulentos del pucherazo ni quién está detrás . La Ejecutiva, tampoco.