El fiscal general anuncia que actuará «sin complejos» ante un posible referéndum en Cataluña

Maza, que ha realizado una densa defensa del principio de jerarquía en la Fiscalía, ha mantenido su defensa sin fisuras del antiguo fiscal jefe Anticorrupción , Manuel Moix , dimitido por la posesión de una participación de una sociedad heredada en Panamá, una información que ocultó a sus superiores antes de ser nombrado.

«De haberlo sabido no me hubiera impedido en absoluto su designación», ha expresado en un desayuno informativo Maza, que ha dejado claro que hubiera elegido a Moix para dirigir la lucha contra la corrupción aun conociendo su empresa en Panamá. «Si la sociedad hubiera estado en Portugal, no hubiera habido ningún problema», ha alegado Maza, quien ha criticado que esta participación no era ni una ilegalidad ni una irregularidad , ni siquiera una cuestión ética ni estética.

En el desayuno, organizado por Nueva Economía Forum, el fiscal general ha asegurado que habrá varios candidatos a ocupar el antiguo cargo de Moix, «varios capacitados», entre los que pueden estar los que ya se postularon anteriormente. También ha negado que la llegada (y salida) de Moix supusiera una crisis dentro de la institución y que la actividad contra la corrupción no cesó en ningún momento.

El fiscal general también ha defendido la labor investigadora de la Guardia Civil y la Policía Nacional , que ha calificado de «indispensable» y ha vuelto a pedir que se reforme el sistema procesal para otorgar el liderazgo de la instrucción a los fiscales, en lugar de a los jueces investigadores. En ese discurso de análisis sobre el Ministerio Fiscal, Maza ha dejado claro que la «unidad de actuación» debe regir la labor de los fiscales y ha llegado a afirmar que un fiscal jefe debe requerir a un subordinado que cese la investigación a un imputado si así lo considera.

Sobre la doctrina Parot , cuya derogación aceleró la salida de prisión del violador «del ascensor», Pedro Luis Gallego , arrestado por volver a delinquir , Maza ha afirmado que «no queda más que acatar» la decisión que tomó Estrasburgo, a pesar de que él era partidario de mantener la interpretación del Supremo que evitaba la salida de terroristas y violadores condenados a miles de años antes de cumplir al menos 30, el tope que fijaba la ley. Maza firmó la sentencia que fijó la doctrina cuando era magistrado del Supremo, perteneciente a la Sala Segunda, de lo Penal.