La doble vuelta haría más fuerte a Sánchez y quitaría poder a los separatistas
Con un sistema como el francés, Bildu no tendría influencia en la política nacional, Vox no estaría en la coalición de Castilla y León, y PP y PSOE desaparecerían del País Vasco. Todo tiene ventajas e inconvenientes
A diferencia de España (en la imagen las elecciones de 2019), en Francia solo se elige a un diputado en cada una de las circunscripciones
El sistema electoral español, proporcional corregido y parlamentario, se ha traducido en 15 elecciones generales, cuatro mayorías absolutas y siete presidentes del Gobierno diferentes. Siempre ha gobernado el partido más votado, con una sola excepción : Pedro Sánchez, que llegó a La Moncloa tras ... ganar la moción de censura a Mariano Rajoy en junio de 2018. Estos datos permiten hablar de relativa estabilidad, pero esconden ciertos 'abusos' del sistema, que pueden llegar a distorsionar la voluntad expresada por el conjunto de los españoles en las urnas.
Ocurre, sobre todo, con el poder que, a menudo, adquieren algunos partidos minoritarios cuyos votos son imprescindibles para que los mayoritarios puedan gobernar. El caso de Bildu, con solo cinco diputados, es el caso más llamativo esta legislatura, e incluso el de Teruel Existe, con solo un escaño. Por eso, muchos miran el sistema francés, mayoritario y con doble vuelta, como un referente para evitar que las minorías acaben imponiendo su criterio sobre los partidos mayoritarios.
A diferencia de Francia, España es una Monarquía y los ciudadanos no eligen al jefe del Estado, que es el Rey; pero los españoles tampoco votan al presidente del Gobierno , que es elegido por el Parlamento. Además, el sistema electoral francés es mayoritario mientras que el español es proporcional, y en Francia las circunscripciones son uninominales (solo se elige un diputado en cada una de ellas) y en España plurinominales (los escaños se reparten entre los más votados).
Si en España hubiera un sistema mayoritario a doble vuelta, Bildu no tendría ninguna influencia en la política nacional, Vox no formaría parte del Gobierno de coalición en Castilla y León, los partidos constitucionalistas habrían desaparecido prácticamente del País Vasco, el PP no tendría presencia en Cataluña y Sánchez tendría asegurado el sillón de presidente del Gobierno sin depender de ningún aliado.
Carlos Flores Juberías, catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Valencia
«El sistema perfecto no existe, pero el nuestro ha aguantado bastante bien durante décadas», advierte el sociólogo y presidente de GAD3, Narciso Michavila. A su juicio, el gran problema de la doble vuelta es que «das todo el poder de golpe a una sola persona y a su partido, es un sistema muy rígido». En España, la participación de las minorías ha evitado dejar fuera del sistema a millones de españoles y, por otra parte, su entrada en el poder –Unidas Podemos en el caso del Gobierno de la Nación o de Vox en Castilla y León–, supone un desgaste natural de estas formaciones. Todo lo contrario de lo que ocurre en Francia, donde el partido de Le Pen queda excluido del poder por el sistema electoral , no se desgasta y no deja de crecer elección tras elección.
Los franceses cuentan con una doble vuelta para elegir al presidente de la República y a los parlamentarios de la Asamblea Nacional. Un sistema que obliga a votar al final exclusivamente entre dos candidatos, de manera que ha permitido, hasta ahora, evitar que gobierne la extrema derecha. Pero el sistema electoral español dispone de otros mecanismos que refuerzan a los dos partidos más votados y al mismo tiempo garantizan que las minorías estén presentes en el Parlamento. De hecho, en España la lista más votada recibe entre un 8 y un 10% más de escaños de los que le corresponderían por el número de votos, explica el profesor Carlos Flores Juberías, catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Valencia.
Gobiernos estables
En realidad, el sistema electoral español es muy diferente al francés, pero no peor , porque «está muy bien pensado», según los expertos consultados por ABC. Y prueba de ello es que ha facilitado la formación de gobiernos estables en los últimos 40 años. «Nuestro sistema electoral –explica Flores– ha funcionado razonablemente bien en el sentido de que ha dado representatividad a la práctica totalidad de las fuerzas políticas relevantes en la sociedad española y, al mismo tiempo, ha dado estabilidad a nuestros gobiernos».
Roberto Blanco Valdés, catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Santiago de Compostela
Según el profesor Roberto Blanco, catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Santiago de Compostela, «el sistema francés de la segunda vuelta ha sido ideal hasta ahora para frenar a la extrema derecha, pero es mucho más injusto que el español porque fuerza a los electores a votar incluso contra su voluntad».
Aun así, en España ha habido algún intento de cambiar el sistema para evitar que las mayorías acaben dependiendo de las minorías. El último en poner la cuestión sobre la mesa ha sido Alberto Núñez Feijóo, quien ha ofrecido al PSOE un pacto para que siempre gobierne el más votado. Ese objetivo, que habría dejado a Almeida y a Ayuso fuera de la Alcaldía y la Comunidad de Madrid en 2019, y a Juanma Moreno sin posibilidad de ser presidente andaluz en 2018, puede hacerse de dos maneras: o bien hay un acuerdo de los partidos para respetar ese criterio, algo que parece improbable, o se reforma la ley para otorgar una prima extra de escaños al partido más votado, algo que se presenta más complicado todavía.
Una propuesta que manejó el PP en su día fue repartir otros 50 diputados entre los 'restos' de votos sin escaño del conjunto nacional, algo que en teoría beneficiaría a los mayoritarios. Para los ayuntamientos, los populares también propusieron, con Rajoy en el Gobierno, un sistema de doble vuelta para garantizar que siempre fuera alcalde el más votado , e impedir que una minoría decidiese un Gobierno municipal. La idea cayó en saco roto.
El profesor Flores recuerda que para implantar en España un sistema mayoritario habría que reformar la Constitución : «Me parecería francamente absurdo porque nuestro sistema electoral no ha dado tan mal resultado». Pero, además, advierte, un presidente del Gobierno votado por los españoles no solo sería incompatible con la Constitución sino que «seguramente generaría más problemas que ventajas: a ver cómo se llevaba con el Rey. Si Pedro Sánchez ya tiene el ego subido siendo de elección parlamentaria, imaginemos cómo tendría el ego si le hubieran aclamado 8 o 10 millones de españoles en las urnas. También generaría problemas que hubiera un presidente de un signo y un parlamento de signo contrario».
Narciso Michavila, sociólogo y presidente de GAD3
Como advierte Michavila, en España tenemos además un 'eje territorial' que no existe en Francia, mucho más centralista, y los nacionalistas no permitirían nunca un sistema mayoritario con circunscripción única para elegir al presidente.
Diferencias entre sistemas
Flores explica las diferencias entre ambos modelos: «Francia utiliza casi el mismo sistema para elegir al presidente de la República que a los diputados de la Asamblea Nacional. El país se divide en 577 distritos y en cada uno de ellos se elige un único diputado . Si en la primera vuelta, alguno de los candidatos logra la mayoría absoluta, sale elegido; si no, se celebra una segunda vuelta. En las elecciones presidenciales solo se presentan a la segunda vuelta los dos candidatos más votados, y en las elecciones parlamentarias, los que hayan logrado al menos el 12,5% de los votos».
A diferencia de Francia, en España, añade, «los partidos están representados en el Parlamento en correspondencia o en proporción a su implantación, mientras que el sistema francés distorsiona de una manera muy relevante el arraigo real de cada partido. Y el caso más evidente es el del Frente Nacional, al que le pasa en las elecciones parlamentarias lo mismo que en las presidenciales. En la primera vuelta queda muy bien y en la segunda vuelta todos los demás partidos se alían contra su candidato y el Frente Nacional fracasa». No obstante, advierte, el margen se ha ido reduciendo de forma muy importante en los últimos años . «La primera vez que Le Pen (padre) pasó a la segunda vuelta, en 2002, Chirac se impuso por 82% frente al 17 %». En las últimas elecciones, «Macron se ha impuesto a Le Pen por 58 % frente al 41%». Sobre esta cuestión, el profesor Blanco cree que «las próximas elecciones legislativas abren una incógnita muy seria».
Genera bipolaridad
Según Flores, el sistema francés «mantiene la fragmentación (prueba de ello es que a la primera vuelta se presentaron doce candidatos) y genera bipolaridad (pues obliga a posicionarse con un candidato o con el otro), pero también incrementa la legitimidad de los diputados de la Asamblea Nacional y del presidente de la República».
Otra ventaja del sistema electoral español es que es proporcional pero no del todo. «Tiene un sesgo mayoritario, de manera que el partido más votado tiene una ventaja: con el 40% de votos obtiene el 48% de escaños. El segundo partido tiene una ventaja menor y los más pequeños tienen una desventaja».
Aunque el sistema electoral español garantiza la presencia de las minorías relevantes, «sigue beneficiando a los partidos grandes y perjudicando a los pequeños. Es más, está permitiendo la supervivencia del bipartidismo porque PP y PSOE tienen más predicamento en el Parlamento que en el conjunto de la sociedad. En las últimas elecciones, PP (20,81%) y PSOE (28%) suman el 49% de los votos. Sin embargo, juntan 209 escaños, que es mucho más de la mitad más uno de los escaños».
Los expertos advierten de que la segunda vuelta deja sin representación a una parte muy significativa de electores
Según los datos de Flores, en el actual Parlamento PP y PSOE están sobrerrepresentados , Vox ligeramente infrarrepresentado y Unidas Podemos y Cs muy infrarrepresentados. «Mientras Vox, Cs o Podemos no pasen de ser el tercer partido, el sistema les va a perjudicar, pero si se colocasen en el segundo lugar el sistema les beneficiaría», añade.