La crisis deja al descubierto la debilidad financiera del Estado de las autonomías
Los gobiernos regionales gestionan ya casi el 40% del gasto del conjunto del Estado español
Las debilidades del Estado autonómico, que la crisis ha dejado al descubierto, no solo preocupan a los ciudadanos españoles, como pone de manifiesto la encuesta publicada en las páginas precedentes, sino que generan dudas también fuera de nuestras fronteras, entre los inversores que tienen que ... financiar nuestra deuda. Y es que los gobiernos regionales gestionan casi el 40% del gasto público.
El boom inmobiliario, que dotó de ingentes ingresos a todas las administraciones públicas durante más de una década, llevó a los ejecutivos autonómicos a crear «miniestados», réplicas a escala territorial del modelo de organización del Estado central, según denuncia Mario Garcés, inspector de Hacienda e interventor y auditor del Estado. Y ahora esto se demuestra insostenible y hay que aplicar la tijera sí o sí.
De hecho el recorte del gasto, que lleva aparejado el desmoronamiento de estos castillos de naipes que se han creado en los territorios autonómicos, es una de las recetas que unánimemente recomiendan a España economistas y expertos de dentro y fuera de nuestras fronteras.
La otra receta, que el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero está empezando a aplicar ante las presiones de los mercados, es la disciplina presupuestaria y la transparencia.
Más transparencia
El pasado mes de diciembre, el Gobierno hizo públicos, por primera vez desde que se constituyeron las autonomías, datos trimestrales de ejecución presupuestaria de todas y cada una de las comunidades. Y además, también por primera vez, el Ejecutivo hizo uso de su potestad de prohibir nuevo endeudamiento a aquellas comunidades que incumplen sus objetivos de déficit.
La publicación de estas cifras, unidas a las que el Banco de España da trimestralmente sobre deuda autonómica, ha permitido, además, distinguir entre unas regiones y otras. Así, aunque todas tienen problemas comunes, hay grandes diferencias entre el nivel de deuda de unas y otras, así como en el cumplimiento de sus objetivos presupuestarios.
Los datos de déficit de los tres primeros trimestres del año ponen de manifiesto que hay dos comunidades, Castilla-La Mancha y Murcia, que se habían desviado considerablemente de su objetivo de reducción del déficit ya a esas alturas del ejercicio. Frente a un objetivo anual del 2,4% del PIB, la región gobernada por José María Barreda acumulaba ya en septiembre un agujero del 4,69%, y la región murciana del 3,12%.
Hay otras comunidades como Cataluña, que si bien hasta septiembre estaban dentro de los límites previstos, los superarán al cierre del ejercicio, según han advertido algunas agencias de calificación crediticia.
Y en datos acumulados, Cataluña es, precisamente la región con más deuda en términos absolutos, más de 30.000 millones de deuda. En porcentaje del PIB es la Comunidad Valenciana la más endeudada, con el 16% de su riqueza, seguida de Cataluña, con el 15,4%. Y estos indicadores no son baladí ya que son los que utilizan las agencias de rating para calificar con menor o mayor puntuación la solvencia de la deuda regional, lo que a su vez facilita su financiación. Los mercados ponen sus mejores notas al País Vasco y Navarra, seguidas de Madrid y Aragón. En el extremo opuesto, las peor valoradas son Cataluña, la Comunidad Valenciana, Baleares y Castilla-La mancha. Además, los mercados han empezado a discriminar, y nada más conocer las cifras de déficit bajaron un escalón la nota de Castilla-La Mancha y Murcia. Y unos días más tarde, amenazaron con bajar la de Cataluña.
El Gobierno central ha empezado a exigir disciplina a las comunidades, pero todos los expertos apuntan que para que el Estado autonómico sea sostenible en el largo plazo será necesario ir mucho más lejos. Eliminar duplicidades entre las distintas administraciones, suprimir entes y organismos que no son imprescindibles y apostar por mecanismos como el copago en la sanidad o la subida de las tasas universitarias son algunas de las recetas que la mayoría de los analistas consideran imprescindibles.
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