El caché de los sucesos en televisión

El mero relato de los hechos era escabroso y tenía tantos elementos para el morbo que aquello supuso el nacimiento del circo mediático, máxime para las televisiones siempre presas de la imagen, de las audiencias y de la guerra que casi acababa de iniciarse entre públicas y privadas. En este punto cabe destacar que ninguna empresa de comunicación está libre de hacer autocrítica , si bien el sobrecogimiento popular provocado cuando se hace llegar el dolor de las familias a través de la pantalla no tiene parangón, por no hablar de los efectos de mercadear y comercializar con la información y los testimonios en aras de provocar un repunte en la cuota de «share». Aquella noche de febrero de 1993, el programa «De tú a tú», conducido por Nieves Herrero y emitido por Antena 3, se desplazó a Alcácer y con los padres de las niñas presentes comenzó a hacer de los sucesos macabros un elemento sensacionalista. Se improvisó un plató en un salón del pueblo. El padre de Miriam, Fernando García, que después se prodigó en otros documentales, como «El juicio de Alcàsser», que difundió el autonómico Canal 9, estaba en primera fila y daba cuenta de un dolor que desgarró conciencias. En directo se comunicó la detención de varios sospechosos por el crimen, entre ellos un hermano del después condenado Antonio Anglés . Y la reacción entre los presentes y el televidente no podía ser otra que la de la ira incontenida. También al instante se escucharon proclamas en favor de la muerte.

Tal fue el eco del programa que, desde entonces, la periodista Herrero ha reconocido en muchas ocasiones que se arrepiente de aquel «Especial Crimen de Alcácer», que no lo repetiría, que las críticas posteriores al espacio catódico fueron las más duras de su carrera profesional. El suceso había llegado a formar parte de las vidas de todos los que estaban al otro lado de la caja. Durante meses de investigación se desgranó con cuentagotas cada detalle. Cadenas y espectadores comenzaban a deleitarse con cada detalle de una tragedia personal. Tanto fue así que el Instituto de Radio Televisión y el Instituto de la Mujer publicaron sendos códigos deontológicos sobre la cobertura respetuosa de este tipo de temas, con el objetivo de remover conciencias de periodistas y dueños de programas y canales. Ha pasado ya una mayoría de edad desde entonces. Y la carnaza, el morbo, el mercadeo y el suceso convertido en un pasatiempo más de «magazines» y programaciones especiales siguen acaparando las parrillas. Ejemplos recientes no faltan:

En las últimas semanas, España asiste conmocionada a la desaparición de dos niños, Ruth y José , de 6 y 2 años, que desaparecieron en el parque Cruz Conde de Córdoba cuando estaban al cuidado de su padre, José Bretón . Este nombre, perteneciente al único detenido hasta el momento por la presunta «detención ilegal» de los chiquillos , ha pasado a formar parte de nuestro imaginario colectivo, hasta que la intesidad del caso remita. Este suceso ejemplifica varias cosas: el nombre y la imagen de la madre de los niños, Ruth Ortiz , apenas sí se ha conocido porque ha decidido mantenerse al margen del espectáculo mediático en el que se llegan a transformar estos casos para dejar toda la investigación en manos de la Policía y las comparecencias públicas a manos de una portavoz familiar, Esther Chaves . El pasado viernes, Antena 3 emitió un nuevo especial de su «Equipo de Investigación», en el que reprodujo casi minuto por minuto lo que habían hecho los niños en sus últimas horas con el padre, entre el viernes 7 y el sábado 8 de octubre . Los testimonios de los responsables del colegio de Ruth, los cuidadores de la guardería de José, las declaraciones de vecinos de unos y familiares de otros alimentaron el programa. Paso a paso, se completó la investigación que han realizado 15 agentes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV), se puso cara al comisario jefe de la investigación y se aclararon todas las pesquisas policiales, algunas resueltas, otras todavía flecos sueltos.

Un día después, en «prime time», el programa «La Noria», producido por la Fábrica de la Tele, se apuntaba otros «dos tantos» en lo que se refiere a ganancia de audiencias derivada de la fascinación que despiertan actos repugnantes para el espectador. En plena entrevista a la madre de un condenado delincuente , Francisco Javier García Marín , alias «El Cuco» (el menor que encubrió el crimen de la joven sevillana Marta del Castillo el 24 de enero de 2009), se conectaba en directo con Huelva para dar la última «exclusiva» del turbio asunto: la madre de los niños emprenderá acciones legales contra el abogado del padre . ¿Información o circo?

La autocrítica continúa, por supuesto, toda vez que la entrevista a Rosalía García y sus declaraciones asegurando que «El Cuco» cambió de versión «por presiones policiales», que «nunca se le fue de control» y que su hijo «es un buen niño» encuentra eco en medios como ABC.es, atendiendo al criterio de interés informativo y cercanía de la noticia, ya que estas semanas se está celebrando el juicio por el crimen de Marta del Castillo en la Audiencia Provincial de Sevilla. Tras la entrevista, se producen dos elementos significativos: la periodista Pilar Rahola se queja abiertamente de que Rosalía García, que ya se había estrenado en un plató en abril de 2009 (su hijo había sido detenido ese 15 de febrero) en el marco del programa «Las mañanas de Cuatro» pilotado por Concha García Campoy , ha utilizado la involucración de su hijo en el crimen. Se ha embolsado entre 9.000 y 10.000 euros , según fuentes conocedoras de la negociación, por la entrevista en la que pide ocultar su rostro.

Ella hace caja. El programa cubre «share», pero el debate está servido , toda vez que desde que se conoció el «gancho» del espacio las redes sociales hirvieron para pedir a la gente que no viese esa entrevista. Hashtags en Twitter como #noverélanoria, o #alternativasaverlanoria se pasan entre cientos de internautas con la intención de «boicotear» el programa de Jordi González . En él se produce otro episodio que invita a la reflexión: después del interrogatorio a la madre, el programa abre debate centrado en si los padres de niños, como los McCann que también concedieron en su día una entrevista a «La Noria», o Juan José Cortés , padre de la niña malagueña Mari Luz Cortés , que asiste invitado al rifirrafe, se deben volcar con los medios para encontrar cobertura a sus peticiones y a su búsqueda.

Una de las conclusiones es clara: que busquen ayuda y los medios se la concedan es una cosa; que se trafique con el dolor es otra. Y es que los sábados en el «prime time» de Telecinco se había podido ver ya a una histriónica Violeta Santander , que casi se hizo adicta al plató de «La Noria». Después de su primera entrevista a «Interviú» en el despacho de su abogado Marcos García Montes, la novia de Antonio Puerta , hoy fallecido y entonces en la cárcel por su agresión al profesor Jesús Neira , que lo postró en coma durante 61 días, la treinteañera morena decidió embolsarse 72.000 euros (78.000, según el portavoz de la familia Neira, Javier Castro ) defendiendo en su segunda aparición frente a las cámaras (septiembre y octubre de 2008) que Neira no era ningún héroe por defenderla y que Antonio era un «buen católico que reza por la salud» del jurista. Violeta concedió una tercera entrevista en TV y volvió a ganar una importante cantidad de dinero. Sus apariciones se contaron por polémicas, contra el programa, y también dispararon las críticas de plataformas feministas y de defensa de los derechos de la mujer (como Themis o la Fundación Mujeres). Se decía que el «espectáculo era deleznable», se reprochaba el descaro y la desvergüenza de la pareja de Puerta en sus declaraciones y se criticaba que los medios se aprovechasen del «morbo» que generaba entrevistar a esta mujer de Alcalá de Henares.

Aún habrían de pasar por platós la compañera de piso de Puerta, que se lo encontró tendido en el suelo momentos antes de su muerte y que testimonió los hechos no sin cierta desfachatez; lo mismo que su compañero de celda en su último periodo en prisión.

La fórmula del morbo-escándalo con el protagonista de un suceso se hizo más patente todavía si cabe en el «caso Marta del Castillo» . Lo intrincado y monstruoso del propio caso lo hizo más «jugoso» para dar cobertura a entrevistas a los acusados en el crimen ( Samuel Benítez fue entrevistado en el programa «Rojo y Negro», de Nacho Abad ) o a Rocío, la novia del asesino confeso, Miguel Carcaño , en el momento del crimen. Se dio la circunstancia de que además Rocío era menor.

En febrero de 2009 hablaba para "El Programa de Ana Rosa" Quintana, de Telecinco, defendiendo que a ella y su madre, que acogían en su domicilio a Miguel por ser su pareja, éste no les dijo nada acerca del suceso. «Le sentaba delante de la tele y le decía que mirase lo que decían de él. Él se callaba y agachaba la cabeza», añadió entre sollozos la adolescente de 14 años . Remate del programa, la opinión de los periodistas: «Esta familia no tiene nada que ver. Son una víctima más de Miguel».

Preguntas que destrozaron a los padres y amigos de Marta. Como a los de Mari Luz Cortés ver en la tele la confesión pública de la mujer de Santiago del Valle , Isabel García. Contemplaron años después de la pérdida de su niñita a las imágenes de esta señora entrando un día sin otro en las televisiones. Primero aseguró que su cuñada Rosa había asesinado a la niña de 5 años de Huelva. Después, en una aparición casi «memorable» porque llevó a los responsables de «El Programa de Ana Rosa» al banquillo por supuestas presiones para que confesase en directo la culpabilidad de su marido. Fue el 25 de febrero pasado: «Mi marido se cargó a Mari Luz», dijo . Ya se había cerrado la conexión y se pidió paso para que entrase en antena y explicase que su esposo le había dicho que se trató de un accidente y que fue Rosa del Valle la que instó a su marido a deshacerse del cuerpo en las marismas. Horror. Fue lo que se consiguió insuflar a la audiencia masiva. El juez ordenó prisión para Isabel García por complicidad en el suceso tras su confesión catódica.

Los de Marta o Mari Luz fueron casos que tuvieron una repercusión mediática inusitada, solo comparable al caso de otra adolescente asesinada, Rocío Wanninkhof, en octubre de 1999, aunque el cadáver de la joven de Mijas (Málaga) apareció a las tres semanas de su desaparición. El caso se centró en la relación sentimental de la madre de Rocío con otra acusada, luego absuelta, Dolores Vázquez, y el tercero en discordia y único que hoy está en prisión, el británico Tony Alexander King, que a la postre resultó condenado a 36 años por el asesinato de la joven Sonia Carabantes, que murió estrangulada y golpeada en agosto de 2003 después de asistir a la Feria de Coín (Málaga).

La diferencia entre los primeros y los últimos casos también vino marcada por la penetración de las redes sociales, que en el caso de Marta del Castillo contribuyeron a la difusión del caso, de imágenes de los acusados, de la propia Marta. La Fiscalía tuvo que reclamar a Tuenti que retirara de la red social los perfiles y las instantáneas de las personas involucradas de algún modo en el crimen. Era tarde: habían corrido como la pólvora hasta conversaciones privadas de Marta con su asesino y con el resto de implicados.

Como si fuese una película, también supimos de «El Rafita» gracias a su aparición exclusiva dando su versión de los hechos en el Informativo de Pedro Piqueras , y de otros asesinos de Sandra Palo y condenados, como el parricida Cyril Jaquet , y el propio Antonio Anglés , por sus entradas «estelares» en el programa «Rojo y Negro». Ahora el foco se dirige a los niños de Córdoba y al juicio por Marta del Castillo. Saltan a la palestra el caso y sus protagonistas. Seguir haciendo ricos a los delincuentes, asesinos y sus cómplices invita, al menos, a una profunda reflexión.