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Una bandera quedó atrás

Los mismos bazares chinos que el 8 de octubre vendieron banderas españolas tenían ahora expuestas las «esteladas»

ORIOL CAMPUZANO
David Gistau

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Mientras Forcadell , con expresión de ir a eructar una pluma de Piolín, declaraba la independencia, un operario reparaba el cartel de neón de un comercio colindante con la plaza de San Jaime. Fue un efecto extraño: ese hombre se subió a una escalera ... siendo español y cuando bajó era extranjero. ¿Se sentiría transformado de alguna manera? No fue el único que estaba a sus cosas, ajeno a la votación, mientras la megafonía instalada alrededor del parque de la Ciudadela proyectaba una y otra vez la palabra «historic», con una cadencia igual a la de las máquinas que arrojan pelotas de tenis, como si fuera el péndulo de una hipnosis colectiva. En hora temprana, un largo paseo a pie desde Sants revelaba que Barcelona iba mutando a medida que se acercaba uno al epicentro de lo «historic».

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