Un agresor sexual lideraba en la cárcel de Murcia una célula de captación de yihadistas para Daesh

El líder de la célula era un agresor sexual , un marroquí cuya identidad corresponde con las iniciales M.F. y que en la actualidad estaba internado en la cárcel de Daroca, en Zaragoz a , a donde había sido trasladado desde la prisión de Murcia una vez detectadas sus actividades de adoctrinamiento y radicalización. Este interno estaba clasificado como interno de especial seguimiento (FIES) por mantener una actitud de liderazgo captador y proselitista que facilitaba el desarrollo de actitudes extremistas y radicales entre la población reclusa. En concreto hacía comentarios en los que ensalzaba las actividades de Estado Islámico.

En cuanto a los otros dos detenidos, ambos en la prisión murciana, fueron identificados como M.A. y K.B, ambos argelinos. El primero de ellos, de perfil muy peligroso, cumple condenas por homicidio, detención ilegal, robo con violencia, lesiones y contra la salud pública , mientras que el segundo de ellos cuenta en su historial con delitos de robo con fuerza en las cosas, falsificación de documento público, estafa y robo en casa habitada .

En la operación ha sido clave el trabajo de los funcionarios de la cárcel de Murcia, que son los que detectaron y sometieron a seguimiento las actividades de los implicados . A partir de ahí, con la ayuda también de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, la Guardia Civil llevó a cabo la investigación, que ha estado dirigida por el Juzgado Central de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional.

A lo largo de la investigación se ha comprobado que los ahora detenidos estaban alineados con la estrategia global de Daesh con el fin de promover el reclutamiento yihadista en el ámbito penitenciario, recurriendo a las coacciones e, incluso, a la violencia contra otros internos. Fue el caso de un recluso que no quiso entrar en el juego de la célula ahora desarticulada.

El objetivo del grupo era la captación y adoctrinamiento en el ideario yihadista de internos próximos a salir en libertad, con la intención final de que éstos llevaran a cabo algún tipo de acción terrorista en el exterior . Tras concencerles -al menos eso es lo que pensaban- que formaban parte de la órbita de Daesh, la consigna que se les daba es que una vez fuera de la cárcel alguien se pondría en contacto con ellos para recibir las órdenes oportunas. Una de las líneas de investigación abiertas es comprobar si efectivamente esta célula tená contactos fuera de los muros de la prisión.

Los investigadores entraron en contacto con los internos que habían estado en contacto con los miembros de esta célula en el módulo de la prisión en el que habían coincidido y varios de ellos aportaron datos de interés para el caso . La célula buscaba presos de su misma nacionalidad, jóvenes especialmente y con condenas cortas o próximos a cumplirlas, a los que tras un primer acercamiento comenzaban a hablar de religión y de crear un grupo yihadista .

En octubre de 2018 la Guardia Civil ya desarticuló otro grupo 25 internos afines a la organización terrorista Daesh asentado en 17 cárceles españolas , investigados por captar, adoctrinar y radicalizar a otros presos en una operación en la que se neutralizó el embrión de un 'Frente de Cárceles' yihadista. Dos de los principales condenados del 11-M, Jamal Zougam y Hassan El Haski, estaban entre los líderes del entramado.