Los «indignados» organizan ahora una acampada itinerante

La mayor parte de los indignados están de acuerdo con que ha llegado la hora de levantar los campamentos, pero otros han decidido continuar con las protestas «a título individual», por lo que todo apunta a que ni Sol ni la Plaza de Cataluña en Barcelona llegarán a estar del todo desocupadas. Así, en Madrid se quedarán los «indignados escindidos», los que no se sienten representados por los acuerdos de las asambleas al considerarlas muy «politizadas». En Barcelona sucede otro tanto, si bien en la plaza de Cataluña el número de quienes han optado por quedarse es mayor: mientras que los «indignados» integrados en las distintas comisiones abogan por marchar, otros dicen no sentirse concernidos por lo que aprobó la asamblea el pasado viernes y, alentados por el buen tiempo que hizo ayer en Cataluña después de una semana pasada por agua, se disponían a resistir. Desde el propio movimiento del 15-M se reconoce que quienes abogan por quedarse caiga quien caiga son los elementos más radicalizados, «okupas», antisistema y aquellos que nada tienen que ver con la plataforma reivindicativa pero que han acabado por convertise en parásitos de la acampada.

Un portavoz de la comisión jurídica explicaba ayer a Ep que la organización quiere desalojar la zona para desmarcarse de este colectivo, ya que está perjudicando la imagen del movimiento en Barcelona. Al parecer, los antisistema «trafican con drogas en la plaza, las consumen, se emborrachan, se pelean entre ellos con cuchillos y ponen música a tope».

Señalan que estos grupos están alojados en las carpas más desaliñadas, como las casas que se han montado en los árboles, gesto que han afeado. «Dicen que viven así porque son ecologistas, pero con su forma de acampar consiguen lo contrario, porque están dañando el medio», explican. Como ejemplo de su actitud antisocial, destacan el cambio de dirección en la comisión de cocina, que antes llevaban personas del movimiento y que se desmanteló tras el intento de desalojo de los Mossos. Tras retirarla, los antisistema han montado su propia cocina, en la que preparan alimentos sólo para ellos, con una infraestructura muy diferente a la de antes: «Nosotros no comemos de lo que preparan, no reúne ni las mínimas condiciones de salubridad», critican. Los «okupas» incluso tenían la intención de plantar marihuana en los aledaños de la plaza, para lo que pidieron permiso a la comisión jurídica, que se lo denegó.

De hecho, la misma comisión jurídica —encargada de respaldar a los acampados en caso de desalojo— explicó que la voluntad de desmarcarse de los antisistema que quieren seguir viviendo en la plaza es tal que no les darán respaldo en el caso de que sean desalojados. Tras la decisión del viernes, las comisiones irán desmontando poco a poco sus infraestructuras y dejarán de dormir y trabajar en la plaza. «Los “okupas” están aquí viviendo con la tranquilidad que les da saber que mientras estemos todos, no los sacarán. Cuando se queden solos, vendrá la policía a echarlos y lo primero que harán será llamar a nuestros abogados, pero no les vamos a ayudar», explican. De hecho, un portavoz de esta comisión indicaba ayer que muchos organizadores quieren que la policía desaloje a los que se quedan, para que se les deje de relacionar con el movimiento.