Sánchez y Susana Díaz marcan distancias

Ella se mantuvo en silencio hasta que se cumplieron los primeros cien días del líder socialista, el pasado 13 de octubre, pero luego se lanzó a criticar su comunicación por ir a ciertos programas de TV —«Pedro Sánchez tiene una estrategia y yo tengo otra», llegó a decir— y, sobre todo, Díaz criticó el anuncio de los «funerales de Estado» para víctimas de la violencia de género y el «sobra el Ministerio de Defensa», que dijo el líder socialista en una entrevista dos días despues.

Otro de los elementos que enerva a la presidenta andaluza es la política territorial del sucesor de Alfredo Pérez Rubalcaba, su tendencia a dejarse «comer el terreno» por el PSC, según algunas fuentes, sin fijar una estrategia propia del PSOE, más allá de reconocer que hay «discrepancias» por apoyar Miquel Iceta la Ley de Consultas en el Parlamento Catalán o la exhortación que hizo el líder del PSC a los alcaldes socialistas para que dejaran instalaciones municipales el 9-N.

La semana pasada, Susana Díaz creó un fuerte malestar en Ferraz adelantándose a rechazar el pago de las defensas de los aforados en el «caso ERE», Manuel Chaves y José Antonio Griñán, entre otros, porque eso corresponde a la Dirección Federal en tanto que ahora son diputados y senadores.

Por último, el pasado martes, horas después de que el secretario general del PSOE espetara a Mariano Rajoy en el Congreso «hay que dejarse de querellas y tribunales» para resolver el problema catalán, la presidenta andaluza salió a pedir «respeto» a los fiscales que van a querellarse contra el Gobierno catalán.

En el fondo de todo están las dudas de Díaz sobre la capacidad de Sánchez para conjurar la amenaza de Podemos a la hegemonia socialista, como demuestran casi todos los sondeos.

Un crecimiento meteórico el de la formación de Pablo Iglesias, que empieza a afectar a Andalucía y amenaza los planes electorales de la presidenta andaluza: adelantar los comicios en algún momento de 2015 para incrementar la mayoría del PSOE-A a costa del hundimiento del PP y de IU, su socio ahora en la Junta de Andalucía.

A Díaz no le gusta nada la idea de desembarazarse de IU para echarse obligadamente en manos de un Podemos que irrumpiría con fuerza en el Parlamento andaluz.

Pedro Sánchez y la lideresa andaluza protagonizaron hace dos semanas un mitin en Sevilla para acallar los rumores, pero no hay semana en la cual falte un elemento de fricción.