Mas desoye al TC y sigue en campaña

A pesar de que el TC acordó por unanimidad el martes suspender el «proceso de participación» previsto para el domingo —sucedáneo de la consulta convocada inicialmente por Mas y que también fue prohibida—, la propaganda del Gobierno catalán se mantiene e incluso se renueva , pues ayer se lanzó un nuevo anuncio institucional con el lema «Los catalanes tenemos una cita con la libertad de expresión».

La web de la Generalitat en la que se informa de la votación estaba activa al cierre de esta edición y las banderolas alusivas a esa jornada ondean en numerosas farolas. Y aunque Correos comunicó la semana pasada a la Generalitat que no podía repartir 5,5 millones de sobres con información del 9-N por falta de tiempo, éstos llegan a los domicilios mediante mensajería. Asimismo, dirigentes de los partidos proconsulta protagonizan diferentes actos de campaña. Se da el caso de que determinados consejeros del Ejecutivo autonómico se muestran muy proactivos en esa tarea de instar a la participación. Este es el caso de Francesc Homs y Neus Munté, titulares de Presidencia y Bienestar y Familia, respectivamente, que ayer intervinieron en una maratón de llamadas a particulares.

«Me ha salido un contestador; ¿has tenido más suerte tú, Marta?», le preguntó Homs a la secretaria general de ERC, Marta Llorens, también presente en este «call center» soberanista, cuyo cuartel general se estableció en la sede de ômnium Cultural. El hombre de confianza de Mas insistió, pero tampoco tuvo suerte, ya que le atendió una persona que dijo no estar interesada en el 9-N. Parece que a la tercera encontró algo de complicidad.

También asistieron a la maratón de llamadas el número dos de Convergència, Josep Rull; el secretario de la Mesa del Parlamento catalán, David Companyon (ICV-EUiA); el diputado de la CUP, David Fernández; el secretario de Universidades de la Generalitat, Antoni Castellà (UDC) o el portavoz de ERC en el Congreso, Alfred Bosch, entre otros.

Asimismo, el Parlamento catalán acogió una reunión de dirigentes políticos, plataformas cívicas y representantes municipalistas en la que se dio a conocer un documento de denuncia contra el Gobierno por la «involución democrática» que, a su juicio, supone impugnar la consulta catalana . En la fila cero de este cónclave destacaron la presidenta de la Cámara catalana, Núria de Gispert; el presidente de ERC, Oriol Junqueras; el coordinador de ICV-EUiA, Joan Herrera, y Josep Rull que como se ve, hizo doblete.

En la línea de la Declaración de Soberanía aprobada en el Parlamento catalán en enero de 2013, suspendida por el Constitucional, el texto se asegura que «el pueblo de Cataluña tiene, por razones de legitimidad democrática, carácter de sujeto político y jurídico soberano y, como tal, se reconoce a sí mismo el derecho a decidir su futuro político». El documento fue leído en catalán, castellano, inglés, francés y alemán, pues la idea es enviarlo a organismos internacionales, a los que se pide amparo y que emprendan las «actuaciones necesarias para garantizar que los ciudadanos de Cataluña decidan su futuro político». El objetivo es que ese mismo texto pueda ser firmado a pie de urna el domingo.

Por su parte, el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, presentó ayer en la sede del Ayuntamiento el Libro Blanco «Barcelona, capital de un nuevo Estado».

La Generalitat ha habilitado un centro de prensa para los periodistas interesados en cubrir la votación. Estará abierto todo el fin de semana hasta el lunes por la tarde y situado en el Pabellón Italiano de la Feria de Barcelona. «Hago un llamamiento a la población catalana a que no tenga miedo, hacemos lo que nos toca hacer, en legítima defensa de un pueblo entero. El derecho de participación, libertad ideológica y de expresión nos une a todos», dijo Artur Mas durante una conferencia, en la que reiteró que el operativo del 9-N no se para por la suspensión del Alto Tribunal. El dirigente nacionalista arremetió con dureza contra el Ejecutivo de Rajoy porque «usa de forma abusiva su fuerza, por su incapacidad política de abordar un reto como el que plantea Cataluña, que debería estar negociándose por los canales políticos como hacen los países civilizados».