El PSOE aparca su ponencia de reforma de la Constitución hasta ver qué hace Rajoy

Sánchez ya lo tenía decidido en verano, como adelantó ABC el pasado 19 de agosto, pero, antes de anunciarlo, ha preferido hacer una ronda de contactos con todos los partidos para conocer su disposición a esa reforma constitucional. Y en esos contactos se ha encontrado con una nula disposición, al menos de cara a la galería por parte del PP, y con intenciones contrapuestas entre, por ejemplo UPyD y los nacionalistas; e incluso con propuestas de IU que consideran maximalistas.

Así las cosas, el líder socialista ha insistido hoy en los pasillos del Congreso en que la reforma de la Constitución es la única alternativa a la crisis catalana, pero sin concretar si el Grupo Socialista, que dispone de los diputados suficientes para ello, registrará en el Congreso la petición de ponencia de reforma constitucional tras la consulta del 9 de noviembre.

«Tiempo al tiempo», ha respondido. «Vamos a esperar a ver si esos puentes de diálogo que dice Rajoy que va a ofrecer se pueden abrir y, en consecuencia, afrontar ese proceso de reforma de la Constitución que creo que es la única alternativa a este choque de trenes en el que están el señor Rajoy y el señor Mas».

Los socialistas saben que, si ponen en marcha la ponencia de reforma constitucional, automáticamente el PP y los nacionalistas van a controlarla copando los titulares con una dialéctica de enfrentamiento territorial que favorece su discurso y sus respectivos intereses electorales.

Y el interés de Sánchez y del PSOE en esa reforma no solo va por ahí: quieren resolver la crisis territorial, sí, pero también «blindar» un porcentaje de PIB mínimo anual para la educación y la sanidad públicas en la Carta Magna; se trata de introducir un artículo «135 bis», que les redima de la reforma del artículo 135 llevada a cabo, deprisa y corriendo, en agosto de 2011, por José Luis Rodríguez Zapatero para priorizar el pago de la deuda pública.

El nuevo equipo dirigente del PSOE trata de arrebatar así a Podemos y a IU el discurso de izquierdas, claramente diferenciado del PP» y poniendo el acento en la clase media trabajadora «empobrecida», según viene repitiendo Pedro Sánchez en sus discursos.