Taín insinúa un posible móvil sexual en el asesinato de Asunta

«Alfonso (el padre) no ha explicado todavía cómo, si en su vivienda Asunta no tenía más que un cepillo de dientes y unas zapatillas, se encontraban sobre la mesilla, y no colgados del armario, los trajes de ballet de la pequeña. Por qué su ADN estaba en la braga de la menor. Otros indicios, en esa misma dirección, habrán de ser tratados en el plenario».

El juez no va más allá, pero insinúa de forma evidente un posible móvil sexual del padre, algo que ha sobrevolado toda la investigación (de forma más clara cuando se conocieron las fotografías de la niña en traje de cabaret sentada en un sillón), pero sin llegar a concretarse en ningún auto anterior.

Taín, que realiza un exhaustivo recorrido por todas las pruebas e indicios del caso y desbroza hechos de la vida de la familia, de los momentos del crimen y de los meses anteriores a él, expone otros dos motivos: el abandono palmario de la niña, a la que en los tres últimos meses no prestaban atención -la pequeña pasaba días e incluso noches sola, dice el juez-, y la humillación que sentía Basterra por el hecho de que Rosario Porto nunca abandonara su otra relación sentimental.

«La desaparición de Asunta de forma violenta y por un plan conjunto colocaría a Rosario en sus manos definitivamente y le aseguraría el sustento económico del que carece». Por ese motivo, señala el instructor, envió correos electrónicos a personas cercanas indicándoles que Rosario y él habían reanudado la relación y a partir de septiembre también volverían a convivir.

Este auto de 17 páginas era el último paso antes de la apertura de juicio oral para el juicio por asesinato con Jurado. La Fiscalía pide 18 años de prisión para cada uno. La acusación popular, 20 años.