Ambiente del «cara a cara» en el PSOE
Un debate de gestos y sin corbatas
Madina, más incisivo; Sánchez, más pausado; y Pérez Tapias, el único con americana, más relajado
Un debate de gestos y sin corbatas
Con el neutro blanco como predominante en un escenario «cubista» y, claro está, el rojo como color corporativo de izquierdas -aunque sorprendió que no estuviera más presente-, los tres candidatos a dirigir el PSOE se presentaron en el escenario elegido en la sede de ... Ferraz en relajado atuendo veraniego.
Todo fue como si el protocolo dictara el «sin corbata» del exministro Miguel Sebastián (el del ahorro de aire acondicionado en el Congreso) y el estío dejara, sí o sí, la pana de Felipe definitivamente en el armario. Quién sabe si esa misma pana se recuperará en otoño.
El bilbaíno Eduardo Madina (38 años) y el madrileño Pedro Sánchez (42 años) -camisa celeste, camisa blanca- prefirieron dejar sus chaquetas colgadas a la hora del debate. Aunque hay que constatar que fue el segundo, enfundado en sus «jeans», quien sin dudarlo dejó «planchada» su americana desde el inicio. Algo que obligó a Madina a tirar de asistente y dejarla relegada a un perchero.
Por su parte, cual verso libre en esta historia de dos egos, el sevillano José Antonio Pérez Tapias (59 años) prefirió la formalidad de una americana en tonos grises pero casual, como si reivindicara la política de toda la vida, más relajado que los otros dos candidatos y con una dicción que recordaba a un afable profesor de universidad... o al candidato que nada tiene que perder.
Estilismos aparte, el lenguaje corporal de los tres candidatos estuvo bien diferenciado durante la aproximada hora y media que duró el debate. Madina, más agresivo: en la dialéctica y con un dedo índice incisivo para apoyar sus mensajes más combativos, sobre todo, contra Sánchez. Ambos protagonizaron la mayoría de los careos del debate. Tampoco faltaron el movimiento de brazos de Madina al más puro estilo Zapatero. El bilbaíno estuvo nervioso de inicio, para poco a poco aplacar su acaloramiento.
El candidato madrileño, más encorsetado y también pausado -dominador de la escena-, tuvo detalles de Podemos: «El último error que cometimos fue el indulto al banquero Sáenz».
No faltó la dialética en la que se encuentra instalado el PSOE desde hace un decenio, resumida en el «compañeros y compañeras». Tampoco el anhelo por ser más de izquierdas, más diferentes. Todo esto al final, porque al inicio todo fue un saludo «ménage à trois»: el mensaje de unidad que no decaiga, debieron de pensar.
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