la justicia, asignatura pendiente

«Si existe una imagen de politización, no responde a la realidad»

Alberto Ruiz-Gallardón, ministro de Justicia

«Si existe una imagen de politización, no responde a la realidad» ignacio gil

m.m./n.v./j.f-M.

-¿Le parece que la imagen de grave politización de la Justicia que tienen los ciudadanos responde a la realidad?

-Tan grave sería una eventual politización de la Justicia como una judicialización de la vida política en su conjunto. El propio Estado de Derecho, ... en su arquitectura constitucional, establece los mecanismos necesarios para mantener el equilibrio entre ambas esferas, no porque sean ajenas, sino porque tienen funciones distintas. De modo que, por una parte, los tribunales españoles han sido capaces de conocer casos como los GAL, Filesa, el del Palau de la Música, las ITV, Campeón, Naseiro, Nóos, Gurtel, los ERE de Andalucía, el del Ayuntamiento de Marbella, Palma Arena, etc., que afectan a miembros de partidos políticos de todo el espectro… es decir, que no hay ninguna clase de impunidad cuando existen sospechas fundadas de que la ley ha podido ser quebrantada desde un ámbito de responsabilidad política. No es de extrañar, porque no podemos olvidar que el Poder Judicial reside en todos y cada uno de los jueces y magistrados que, de modo completamente independiente, con la ley en la mano, administran justicia. Y por otra parte, debemos ser todos conscientes de que la alternativa al gobierno de los representantes políticos elegidos por los ciudadanos no puede ser el gobierno de los jueces. Cada uno tiene cometidos diferentes. Así que, si existe una imagen de politización, no responde a la realidad, y lo que tendremos que hacer es trabajar para resolver esa distancia entre una y otra.

-¿Cuál es para usted el principal mal que tiene la Justicia española?

-Al llegar al ministerio me encontré con varios: en primer lugar, la lentitud, pero también una excesiva complejidad procesal -como consecuencia de leyes concebidas hace décadas o incluso hace un siglo-, un uso erróneo o insuficiente de las nuevas tecnologías, un mal aprovechamiento de los recursos humanos y materiales de la Administración de Justicia… Y eso a pesar de contar con unos colectivos de excelentes profesionales que, aun poniendo su mayor empeño en ser ágiles y resolutivos, se encontraban con muros de papel y procesos farragosos que les impedían acelerar sus resoluciones para que la justicia llegara al ciudadano de la forma más rápida posible. Es decir, que lo que falla no son los hombres, sino el modelo. Por eso el Gobierno trabaja en una modernización general de todos estos aspectos, apoyándonos, entre otras cosas, en una nueva Ley Orgánica del Poder Judicial. El objetivo es reestructurar los tribunales, reorganizarlos, dar nuevas o distintas herramientas procesales a los profesionales de la justicia, y, en definitiva, actualizar el modelo, adaptarlo a la España del siglo XXI. Se trata de evitar, por ejemplo, que una citación pueda retrasarse tres años, o que unos profesionales, testigos o peritos pierdan una mañana entera en realizar una gestión.

-Dígame en telegrama tres cosas que mejorarían la Justicia.

-Los Tribunales de Instancia, que ofrecen una administración de justicia muy especializada y pegada al terreno -y esto se articula en la nueva Ley Orgánica del Poder Judicial-, el incremento de procesos alternativos pero igual de eficaces como pueden ser la mediación o la jurisdicción voluntaria -que ya han sido objeto de sendas iniciativas legislativas de este Gobierno- o la interconexión de los diferentes sistemas informáticos que dan soporte a los juzgados -y ha habido avances importantes en esta materia-.

-¿Está la Justicia en su peor momento desde la Transición?

-En tanto que mecanismo de resolución de conflictos, la Administración de Justicia es un reflejo de los problemas del país. Y es indudable que hemos atravesado una etapa muy difícil, con problemas económicos, sociales, laborales, de distinta índole. Así que es normal que la Justicia esté en primer plano. Pero no perdamos de vista que desde la época de la Transición la Justicia en España ha evolucionado de forma muy positiva, y la Justicia ha acompañado a la sociedad española en ese avance. Otra cosa es que tengamos un sistema donde queda mucho margen de mejora en cuanto a agilidad y simplicidad. Y ahí es donde tenemos que trabajar. En Estados Unidos el caso de Bernard Madoff tardó seis meses en resolverse con una sentencia condenatoria para el magnate de Wall Street. En España nos encontramos con casos que pueden llevar cinco años en los juzgados y siguen sin resolverse. Eso debería hacernos reflexionar.

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