Espionaje y amistades peligrosas en el «oasis» catalán

En un principio, el caso sirvió de munición contra CiU , tras filtrarse los distintos encargos que el dirigente de CDC Xavier Martorell hizo a Método 3 mientras fue responsable de seguridad del FC Barcelona: espionaje a trabajadores y directivos del club y también a políticos, entre ellos de UDC.

Pero ahora la atención se vuelve hacia el PSC y al que fue su secretario de Organización cuando ocurrieron los hechos, José Zaragoza. El levantamiento del secreto del sumario ha desvelado el contenido del informe que la Policía Nacional realizó el 8 de julio de 2013 . En él se concluye, del análisis de la documentación incautada en los registros a la agencia –correos de empleados, agendas y carpetas–, que el PSC pagó 1.750 euros por el espionaje de la comida de Camacho en la que logra sacudirse las acusaciones de complicidad.

En nada le ayudó el acuerdo al que llegó con los detectives por el cual, a cambio de 80.000 euros, retiraba la demanda civil contra ellos y renunciaba a la causa penal al darles «el perdón del ofendido».

«Alicia lo sabía»

Finalmente, la juez decidió proseguir con la instrucción, atendiendo al interés público del caso, porque Camacho era senadora cuando los hechos y es presidenta de un partido.

La líder popular debe soportar cómo los detectives imputados en la causa afirman en sus declaraciones que el encargo del espionaje de La Camarga vino del «entorno del PP» , cuando no de ella misma. Una versión que desde las filas populares achacan a una estratagema para exculparse. Si uno de los comensales consintió la grabación, esta ya no es delito. Además, el director de la agencia, Francisco Marco, declaró ante la Policía y la juez que miembros del CNI le presionaron para que colaborara asegurándole: «Sabemos que Alicia lo sabía».

Cuando las miradas se han volcado en el PSC, los detectives han seguido dando argumentos contra Camacho. Aseguran, por ejemplo, que Método 3 fue quien reservó la comida, extremo que el PP niega . También dicen que el detective que colocó la grabadora en el florero que había en la mesa donde comieron acudió un día antes al restaurante, y también horas antes del almuerzo, presentándose como asistente de Camacho y comprometiéndose a pagar el ágape.

El día de la comida, el jefe del restaurante le indicó a Alicia que había venido un asistente suyo y ella no se sorprendió. Ante la juez, Camacho argumentó que creyó que había sido su escolta.

La Policía traza una línea recta entre Zaragoza y Método 3, pero los detectives fuerzan el triángulo para incluir a Camacho, insinuando una amistad entre ella y Zaragoza. En un escrito que Marco presentó ante la juez para pedir el archivo de la causa, se pide averiguar si hubo conexión entre los teléfonos que pudieran ser titulares los clientes que aparecen en el expediente de la agencia «PSC-Camacho»: y se dice que Camacho encargó la grabación «a través de un íntimo amigo» .

Más allá de insinuaciones no probadas, la tesis de una supuesta connivencia Camacho-PSC se asienta en una posible confluencia de intereses de ambos para unirse ante un enemigo común: CiU. La comida en La Camarga se produjo meses antes de las elecciones autonómicas que ganó Mas.