TRAGEDIA FERROVIARIA EN SANTIAGO

Francisco José Garzón, imputado por homicidio imprudente, concluye su declaración ante el juez Luis Aláez

M. E. ALONSO / R. GONZÁLEZ

El maquinista del tren que descarriló el pasado miércoles en Santiago de Compostela, Francisco José Garzón, se encuentra en libertad con cargos tras declarar por homicidio imprudente ante el juez este domingo. El conductor, que se negó a declarar ante la Policía en el Hospital ... de Santiago, fue dado de alta ayer y trasladado a la Comisaría, desde donde hoy ha sido trasladado en furgón policial para comparecer ante el juez antes de que se cumpliera el límite legal de 72 horas para hacerlo. Se le ha retirado el pasaporte y tendrá la obligación de presentarse cada semana en el juzgado. Además, el instructor lo ha inhabilitado para seguir pilotando ferrrocarriles.

La situación legal de Garzón, que sufre heridas leves, la confirmó el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, en una rueda de prensa que tuvo lugar en la comisaría a la que fue trasladado el maquinista. Previamente, durante su visita a la 'zona cero', acompañado por la titular de Fomento, Ana Pastor, el ministro aseguró que había "indicios racionales" de la responsabilidad del conductor del tren.

Con la finalidad de poder estar presente en la declaración de Garzón y conocer cómo evoluciona la instrucción, Renfe también se ha personado en la causa abierta. Así lo anunció anoche la compañía ferroviaria, que será representada por su servicio jurídico interno. Como trabajador de Renfe, el conductor tiene derecho a asistencia letrada pagada por la empresa pero no se ha precisado si el mismo abogado de QBE, que lo asistió cuando se negó a declarar ante la Policía, lo hará también en su pase a disposición judicial. QBE es la aseguradora de responsabilidad civil patrimonial de Renfe y Allianz se hace cargo del seguro obligatorio de viajeros en lo relacionado con el accidente.

El testimonio del conductor es clave para saber qué pasó el miércoles a las 20.41 horas en la curva de A Grandeira en Angrois para que descarrilasen sus dos máquinas y los ocho vagones con el resultado provisional de 79 viajeros muertos y otros tantos heridos. Todo apunta a un exceso de velocidad ,el tren circulaba a 190 kilómetros por hora en una zona limitada a 80, pero solo quien llevaba los mandos de la locomotora puede aclarar si fue propiciado o agravado por algún fallo mecánico o de seguridad o si se trató de un fatal despiste.

Fuentes que han asistido al pase a disposición judicial han explicado que la mayoría de las preguntas que se le plantearon al maquinista se centraron en intentar averiguar las razones por las cuales no frenó. Además, han descrito como "muy emotiva" la intervención del maquinista.

Por otra parte, la Policía también ha empezado a tomar declaración como testigos a supervivientes del descarrilamiento del tren, de forma que la Policía Judicial está contactando con los supervivientes que resultaron ilesos y aquellos que sus heridas le permitían desplazarse hasta dependencias policiales. En esta toma de declaraciones se les está preguntando a los pasajeros del Alvia accidentado cómo había transcurrido el viaje hasta el momento en que el tren descarriló. La Policía, que se encargó de elaborar el atestado sobre el siniestro que entregó al juez, intenta averiguar si los pasajeros habían percibido algo que les resultase extraño durante el viaje y cómo se desarrollaron los acontecimientos posteriores al descarrilamiento.

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