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«PUES SÍ… ERA UN "CABRÓN"»
La gran mayoría de los trabajadores de la sede del PP, desde secretarias a altos cargos, están de acuerdo con el calificativo con el que se bautizó a Bárcenas
Los papeles incautados a Francisco Correa por los que el jefe de la trama Gürtel y sus compinches están procesados le denominaban «Luis el Cabrón», nombre junto al que anotaban las cantidades de dinero que supuestamente le hacían llegar para agradecerle sus favores. La gran ... mayoría de los trabajadores en la sede del PP, desde secretarias a altos cargos, están de acuerdo a día de hoy en que Luis Bárcenas estaba muy bien definido con ese calificativo. Sorprendidos, indignados, pasmados, engañados…son los estados de ánimo que confiesan sentir por quien fue durante veinte años el gerente de su partido y unos pocos meses su tesorero hasta que, imputado por la trama Gürtel, la secretaria general, María Dolores de Cospedal, le obligó a dimitir.
Aunque las circunstancias actuales aconsejen a todos a revisar a la baja cualquier aprecio que algún día pudieran tenerle, la verdad es que Bárcenas no despertó nunca simpatías personales.
«Era frío y distante. Saludaba con un “buenos días”, jamás se entretenía en conversaciones personales, nunca te daba confianza; la puerta de su despacho en la planta sexta siempre estaba cerrada», asegura un excargo de responsabilidad del PP, hoy alejado del partido, que nunca supo que estaba casado en segundas nupcias y jamás comió con él en los diez años que compartieron responsabilidades. «A los jefes sí, a la cúpula le hacía la pelota», confiesa otro diputado importante que también desempeñó un puesto destacado en el partido durante más de una década.
«Pagaba mal a los de abajo mientras él cobraba un pastón en un trabajo que ahora resulta que era a tiempo parcial porque, según va contando, dedicaba buena parte de su jornada a gestionar su inmensa fortuna».
«En el plano personal -cuenta este diputado- solo sabíamos que dedicaba sus vacaciones a escalar montañas y también se rumoreaba que hacía negocios, pero nunca sospechamos a qué nivel». El único aspecto de Bárcenas que se destaca en positivo es el de lo meticuloso y preciso que era a la hora de manejar los recursos económicos del partido.
Un exresponsable de campañas electorales del PP destaca : «Tomaba asiento en las reuniones de directores de campaña y gerentes provinciales, les repartía un papel con el techo máximo de lo que cada uno podía gastar, les advertía de que no se fueran a pasar de ese límite y ya no hablaba más».
Algunos de quienes fueron altos cargos del PP comentan haberse extrañado de que cuando Aznar llegó al poder, Bárcenas no se propuso para ningún puesto en su Gobierno, a lo que podría haber aspirado. «Pero claro, él estaba en otra cosa», comenta uno de ellos. Hasta que estalló Gürtel, precisamente al poco de que Cospedal llegara a la secretaría general y Bárcenas ascendiera a gerente. Ella y él nunca congeniaron.
«Él actuaba como si el partido fuera suyo, irrumpía en el despacho de la secretaria general sin llamar. Cospedal le hizo saber que ya le llamaría cuando quisiera despachar con él». Quizás fue la primera en sospechar lo que se cocía en aquel despacho con la puerta cerrada.
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