Óscar Puente se defiende tras un fin de semana caótico y asegura que no falta inversión

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Todo empezó con el descarrilamiento de un convoy en el túnel que une Chamartín y Atocha, el sábado, y poco después la suspensión de la circulación en toda la base debido a la presencia de un hombre que amenazaba con tirarse a las vías. Los mayores problemas se registraron en Chamartín, de donde debían salir 22 trenes de Renfe, seis de Ouigo y cuatro de Iryo con destino a la Comunidad Valenciana y Murcia.

El ministro apuntó el domingo que se investigarán las causas del accidente ya que, en sus palabras, no fue nada normal: «Es algo verdaderamente grave que un tren que va remolcándose a talleres se desprenda como parece que se desprendió del tren que lo remolcaba y acabe contra una pared de un túnel».

Estas declaraciones levantaron suspicacias en algunos medios por parecer que el ministro se refería veladamente a un acto de sabotaje. De hecho, no sería la primera vez que Puente abre la puerta a esta posibilidad. El pasado mayo, cuando una avería sumió en el caos todo el servicio de 'Rodalies' en Cataluña durante una jornada electoral, aseguró que no se podía descartar que fuera un acto de sabotaje, a pesar de que los mossos desecharon ese extremo en apenas unas horas.

Entrevistado esta mañana en el programa 'Más de uno', el presidente de Renfe, Raúl Blanco, ha asegurado que «en este momento» no tienen ningún motivo para sospechar que el descarrilamiento se debiera a algún tipo de acto intencional, aunque lo confía todo a la comisión de investigación de accidentes de Renfe, que desde el fin de semana ya trabaja en este caso. Además, y coincidiendo con Puente, ha insistido en que el accidente «no es normal» porque «no es habitual».

Lo que se sabe hasta ahora es que el tren descarrillado iba vacío porque estaba siendo remolcado hacia los talleres, y que el maquinista no resultó herido.