con permiso
El impuestazo, un asalto a la banca para que tome nota el resto del Ibex
El Gobierno, Junts y el PNV consumaban esta semana, exactamente mientras se ahogaba el Levante, un golpe de mano para coger del ronzal a la gran empresa por la vía de la asfixia económica. Han empezado por la banca, con La Caixa en el centro de la diana, pero es solo el principio de la que se avecina
Madrid
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Iniciar sesiónLa apariencia de la medida es contribuir a la ortodoxia fiscal que exige Bruselas y ayudar a enderezar el déficit público, que ese sí que va como un cohete. La verdad es que solo es una burda extorsión para meter en vereda de una ... vez por todas a la gran empresa, a ese poderoso tejido industrial que sortea las exigencias de La Moncloa e intervenir su toma de decisiones efectuando un butrón legislativo en sus cuentas de resultados. Si no pasan por el aro por las buenas, lo harán por las malas, es la consigna.
Y mientras el Levante español se ahogaba en una catástrofe que hace añicos el alma, el Congreso consumaba el golpe, ajeno a cualquier límite moral o señal de sensibilidad. La estrategia tiene una doble vertiente, pues conlleva un mensaje bífido. De una parte se aplica el impuestazo a los sectores que eligen discrecionalmente; de otra, se retira graciosamente el gravamen a aquellos otros que se cobijan bajo el paraguas de los socios del Gobierno, lo que reviste de una importancia táctica enorme a todos ellos. 'El que se arrima a nosotros queda a salvo', es la idea que rezuma de lo sucedido. Por el contrario, aquellos a los que el independentismo y la política más montaraz estigmatiza por tomar decisiones en favor del negocio y de sus accionistas quedan al albur del BOE, que es la picota sanchista para doblegar voluntades vía decreto y reforzar lealtades perrunas a plena luz del día.
Parece, y digo parece porque una ya está muy maleada en esto de la palabra del Gobierno, que Repsol, Iberdrola y demás energéticas quedan fuera del gravamen sanchistatras la campaña de denuncias públicas realizada por Josu Jon Imaz, y la amenaza de retirada de inversiones nacionales de su compañía y de otras como CEPSA –hoy Moeve–. Amén de los tejemanejes bajo mano con los nacionalistas.
En cualquier caso, visto lo visto y conocido cómo se las gastan en Moncloa, habrán de ir con cuidado, porque esto no es más que una escaramuza y bien pudiera ser que salieran de Málaga para caer en Malagón; escabullirse de los tentáculos sanchistas para terminar aún más atrapados en la red del PNV y sus canonjías corporativas. Que le pregunten a los buenos de Kutxabank.
En este punto el único factor de protección frente al impuestazo es el grado de internacionalización de cada entidad, lo que da oxígeno a Santander y BBVA mientras martiriza especialmente a los de negocio más doméstico como Caixabank o Sabadell. Luego, por si no fuera bastante oprobio, verán que los socios de Gobierno terminan con competencias suficientes para primar aún más a las compañías afectadas en sus territorios de influencia (Cataluña y País Vasco), para terminar de completar el ejercicio de extorsión sobre las entidades desde las peanas del poder. No es de extrañar que Gonzalo Gortazar, hombre prudente donde los haya, se ha visto obligado a poner pie en pared y decir a los cuatro vientos que este gravamen parece hecho a la medida contra su banco. Un banco que ahora sí ya está integrado del todo y es del mundo Caixa al 100% con Tomas Muniesa en la presidencia, con permiso de Goirigolzarri.
Carles Puigdemont no olvida que el golpe definitivo a su ensoñación independentista se lo dieron las grandes empresas que cambiaron sus sedes desde Cataluña al resto de España y todavía no han regresado, por mucho que hayan forzado la máquina desde Moncloa en lo que consideran sería un gesto de cortesía institucional con la nueva política amable de Salvador Illa, que es el mismo lobo pero vestido de abuelita en el día de la banderita de la Cruz Roja.
Desde la Asociación de Cajas de Ahorros, CECA, tampoco se han mordido la lengua, lógicamente, y ahí hasta Antón Arriola, presidente de Kutxabank, ha tenido que sumarse al quejío general, lo que no habrá gustado mucho en 'Sabin Etxea', la casa que guarda los valores peneuvistas.
El impuestazo a la banca y el perdón a las energéticas son la cruz y la cara de una misma moneda con la que Moncloa paga la legislatura y echa fichas para la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Este tiki taka de la vergüenza no es más que el primer paso para ocupar la silla de los primeros espadas del Ibex 35 con gente de su cuerda, personajes a los que no haya que explicarles no pedirles nada, porque salen de casa con la lección aprendida y las obediencias entendidas.
Santander y BBVA callan y miran con catalejo, pues saben que su partida es larga y que los regates en corto no son lo suyo. Sabadell confía en librarse de la opa, que da serios problemas de fatiga, y en que PSC y Junts terminarán por poner las cosas en su sitio aún a riesgo de ser ellos los que se pongan ahí. Y el resto del Ibex, sobre todo las compañías reguladas, escondido tras la cortina a ver si cuela, que aquí el que resiste gana. El problema es que el del manual de resistencia es Pedro Sánchez y parece determinado a quedarse con todo de una vez y a toda prisa.
Si no que pregunten en RTVE, donde sin la más mínima vergüenza torera y en plena tragedia por las inundaciones, ha ejecutado un auténtico asalto de la corporación pública, con adictos y activistas del sanchismo. Sin despeinarse. No hay duda de sus intenciones. Todo ello, además, mientras avivan el fuego de los bulos y la desinformación, poniendo el ventilador en la basura y para que parezca que todos los gatos son pardos y 'fake'.
Hablando de 'fake', ¿quién será ese relevante nombre de la ahora caída en desgracia 'smart people' que ejerce de agente doble del sanchismo y abre las puertas de la publicidad del Ibex a renombrados artífices del género 'fake', con alma negra, a cambio de inmunidad propia para sus escandaleras? Habrá que averiguarlo. O ponerle un piso de esos de urbanizaciones de lujo, como los de Aldama.
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